El barrio madrileño de Batán está sufriendo en los últimos meses una ola de inseguridad a causa de los robos protagonizados por menas acogidos en el Albergue Juvenil Richard Schirmann -convertido en Centro de Menores-. Es tal la situación que los vecinos sociopodemitas de Batán piden ahora lo mismo que Rocío Monasterio (Vox): que se vayan los menas.
Según publica La Razón, los 'incidentes' que están sufriendo los vecinos de la Casa de Campo y Batán están haciendo de este el peor verano para los residentes. La Razón enumera una mujer apalizada con el objetivo de sustraerle su móvil; un hombre golpeado en la cabeza con una botella, hasta el punto de necesitar doce grapas sobre su cráneo; una abuela robada delante de sus nietos mientras hacía una videollamada a su hija; un joven que veía cómo los 150 euros que le habían regalado por su cumpleaños se esfumaban tras un robo con intimidación; una mujer de 58 años, desvalijada tras ser sometida a la técnica del «mataleón» y, consecuentemente, perder el conocimiento...
Aunque, por otra parte, los vecinos dan fe de que la presencia policial se ha incrementado. Desde caballería hasta coches patrulla las 24 horas. No en vano, el Ayuntamiento de Madrid se comprometió hace un mes a aumentar la presencia de las autoridades en el barrio. Sin embargo, los delitos se han seguido sucediendo hasta hace pocas fechas. Además, la asociación vecinal ha recibido quejas de delitos similares procedentes de otras áreas cercanas, como Madrid Río o Lucero, lo que puede indicar que, ante la presión de las autoridades, los menas hayan decidido expandir su radio de actividad. De hecho, esta misma semana, también según La Razón, tres jóvenes, uno menor, han sido detenidos en Hortaleza por agredir brutalmente a otro por negarles un cigarrillo. En este caso, los agresores podrían ser "menas" del centro de primera acogida ‘Isabel Clara Eugenia’.
Y mientras, en la Asociación de Vecinos de Batán se está 'cocinando' un caldo de cultivo sociológico con posturas enfrentadas. Mientras algún vecino sigue apostando por proteger a los menas y no criminalizarles, la postura masiva de otros muchos miembros de la asociación se resume básicamente en que quien abogue por esa protección, sencillamente, se lleve a los menores directamente a su casa, los reeduque y, después, los reinserte.