• Los señores de la prensa colaboran en la venta buscando culpables.
  • El Santander se enfrenta a la necesidad de decidir quiénes serán los accionistas compensados y cuáles no.
  • El temor: una reacción-dominó. Y es un temor cierto, las cosas no se han podido hacer peor.
  • El método de castigar al valor en bolsa se ha demostrado letal, porque ha golpeado la reputación de un banco.
  • Lo único que un banco no puede perder.
Oído en la SER a una de las mejores conductoras más famosas de España: nos cuenta que si el Banco Popular hubiera sido intervenido nos habría salido por 30.000 millones de euros. Y lo que asombra, según nuestra intelectual, es, después de la crisis, la falta de transparencia de la banca. Al parecer, Emilio Saracho debería haber salido a gritar: Están retirando a los depósitos del banco, ¡qué horror! Eso sería lo más trasparente. Algunos, y algunas, olvidan que la trasparencia no es una virtud, es un método. Deseable la mayoría de los casos, pero no más. Mientras, el Gobierno aprovecha la curiosa visión de los medios sobre el Popular. Por ejemplo, otro de los periodistas más conocidos, en El Mundo, nos informa de que si el Popular no hubiera sido vendido al Santander nos habría costado 30.000 millones de euros. Este tipo de cálculos resultan curiosos. Primer porque son imposibles  de realizar. Segundo, porque se hacen en blanco, es decir, si se trata liquidar el Popular, se podrían afrontar los 100.000 euros por titular y cuenta con los activos del propio Banco liquidable. ¿O es que no tenían ningún activo? ¿Cómo podían abrir las puertas cada día? El Santander se enfrenta a la necesidad de decidir quiénes serán los accionistas compensados y cuáles no. El temor: una reacción-dominó. Y es un temor cierto, las cosas no se han podido hacer peor. El método de castigar al valor en bolsa se ha demostrado letal, porque ha golpeado la reputación de un banco. Lo único que un banco no puede perder. Y nada más caer el Popular ya tuvimos a Liberbank. Si atentamos contra la reputación de un banco los especuladores harán caer a ese banco. Mientras, Ana Patricia Botín intenta decirles a la plantilla del Popular que ellos no son los culpables. Pero ojo, tiene que decidir qué clientes serán agraciados con una compensación y cuáles no. Desde luego, los trabajadores-accionistas no se dejarán animar si no figuran entre los compensados. Eulogio López eulogio@hispanidad.com