Canadá es uno de los siete países en los que está legalizada la eutanasia, junto a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Colombia y ahora también España.
En Canadá, la eutanasia se convirtió en legal junto con el suicidio asistido a partir de junio de 2016, recuerda Wikipedia.
Y en Canadá está ocurriendo lo que en otros países que la legalizaron antes y lo que ocurrirá también en España: que se empieza aprobando la eutanasia solo para casos muy excepcionales y en teoría solo para aquellas personas que la soliciten, pero se termina aplicando a pacientes que no la han solicitado.
Ya lo advirtió recientemente el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez Sellés, tal y como recogió Hispanidad: "En diez años se estará aplicando la eutanasia a pacientes que no la han solicitado”.
Se trata de un plano inclinado muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que se a ellos a quienes se termine aplicando al eutanasia sin su consentimiento.
Pues bien: por ese plano inclinado o pendiente deslizante se ha metido Canadá de lleno.
La noticia la recoge Infocatólica de LifeSiteNews: un nuevo proyecto de ley en Canadá busca expandir y aumentar expandir la eutanasia de varias maneras, una de las cuales fue eliminando el requisito de que la «muerte natural de una persona sea razonablemente previsible», abriendo así la puerta para permitir que las personas que no tienen una enfermedad terminal, por ejemplo los enfermos mentales que no están en plenitud de facultades mentales, elijan morir por suicidio asistido.
El 11 de marzo de 2021 será recordado como el día que el gobierno canadiense eligió para decirles a los canadienses con discapacidades, enfermedades mentales, los marginados y los vulnerables que no son necesarios, no valorados y no es digno de cuidado
La diputada conservadora de Saskatchewan, Cathay Wagantall, escribió en Twitter que «el 11 de marzo de 2021 será recordado como el día que el gobierno canadiense eligió para decirles a los canadienses con discapacidades, enfermedades mentales, los marginados y los vulnerables que no son necesarios, no valorados y no es digno de cuidado».
Wagantall dijo a la Cámara de los Comunes ayer antes de la votación que «abrir la puerta a la enfermedad mental como una razón independiente para solicitar la muerte asistida es una revelación aterradora de la falta de compasión y cuidado por quienes más lo necesitan y lo merecen». «Una cultura de prevención del suicidio es lo que todos debemos luchar en este lugar como cuidadores de los negocios de la gente», dijo.
Garifalia Milousis (Lia Mills), de veinticinco años, dijo que si MAiD hubiera estado disponible para ella cuando estaba pasando por una enfermedad mental, probablemente lo hubiera optado como una solución a sus problemas. Ella relató cómo cuando era adolescente se autolesionó y trató de suicidarse siete veces. «Tengo miedo de que los médicos pronto puedan acabar con la vida de las personas que padecen enfermedades mentales, personas como yo», dijo en un video sobre su experiencia. «Para ser honesto, si el suicidio médicamente asistido hubiera estado disponible cuando estaba en la universidad, podría haberlo usado para terminar con mi sufrimiento tan pronto como pude».
«Si se aprueba esta legislación, mi enfermedad mental me calificaría para muerte asistida médicamente y me pondría en riesgo. Y cuando estoy en un espacio mental como ese, ya estoy luchando internamente. No puedo luchar para mantenerme a salvo en todos los frentes. Necesito que alguien sea mi defensor en esos tiempos. Para eso es la prevención del suicidio. La muerte habría sido una salida, pero con las intervenciones y relaciones adecuadas, pude encontrar un camino a seguir», dijo Milousis.
«Por eso quiero decir ahora mismo, a quien necesite escuchar esto: la muerte no tiene que ser la respuesta», agregó. Milousis dijo que, como alguien que lucha con una enfermedad mental, no necesita que el gobierno le diga «cómo morir, necesito que alguien me diga que me quede», dijo.