- En pleno interregno, la poderosa Berta Barrero cesa al 'popular' Antonio Aguilar como director de Mercancías y nombra al 'socialista' Abelardo Carrillo.
- Sáenz de Santamaría pide cuentas al máximo responsable de la compañía, Pablo Vázquez.
- Ana Pastor está harta: fue Vázquez quien rescató a la socialista Berta Barrero tras ser destituida por el anterior presidente de Renfe, y actual número dos de Fomento, Gómez-Pomar.
- ¿Cesar a Vázquez? No queda bien que lo haga un Gobierno en funciones.
Es la
lucha por el poder dentro de Renfe. La directora general de Operaciones de Renfe,
Berta Barrero, ha destituido de manera fulminante a
Antonio Aguilar como director de Mercancías. El 'popular' Aguilar es íntimo amigo del ex ministro de Sanidad y actual candidato del PP a lehendakari,
Alfonso Alonso. En su lugar, Barrero ha colocado a alguien más próximo a ella, al socialista
Abelardo Carrillo, que ha estado al frente de Cercanías de Madrid y de la Alta Velocidad y
Larga Distancia, sin mucho éxito que digamos.
Como se pueden imaginar,
el cabreo en el Partido Popular es notable. Hablamos, concretamente, de la vicepresidenta del Gobierno (en funciones),
Soraya Sáenz de Santamaría, que pidió cuentas inmediatamente al presidente del operador ferroviario,
Pablo Vázquez (
en la imagen). Y para que se hagan una idea de cómo andan las cosas en el Ministerio de Fomento - del que depende Renfe- el actual titular,
Rafael Catalá, se enteró de todo por el propio Aguilar. El mismo día, Catalá convocó a Vázquez para pedirle cuentas.
Ni Soraya ni Catalá han sido los únicos... La ex ministra de Fomento,
Ana Pastor, también se ha enfadado, y mucho. La actual presidenta del Congreso está harta de Vázquez y de sus fichajes. Y es que fue él quien, en su día, rescató a la socialista Barrero de
Ineco -donde él fue presidente-, después de que su antecesor en la Presidencia de Renfe,
Julio Gómez-Pomar, hiciera justo lo contrario: echarla del operador ferroviario.
Ahora, con el cese del 'popular' Aguilar y el nombramiento del socialista Carrillo, se ha cerrado el círculo. Un círculo que, además de a Vázquez,
tiene a doña Berta como protagonista. Un detalle ilustrativo: Barrero tiene una sartén en su despacho y no precisamente para cocinar sino para abroncar a los empleados: como te portes mal te doy un sartenazo.
Me dirán que
el Gobierno se podría haber evitado todo esto quitando a Vázquez de la cúpula de Renfe, y tienen razón. Ahora bien, el presidente de Renfe -empresa cien por cien pública- es un nombramiento político y no queda bien que un Gobierno en funciones lo sustituya por otro.
Eso sí, del presidente hacia abajo se consideran nombramientos profesionales, es decir, no políticos, y
dependen directamente de la cúpula de la compañía. Eso es, precisamente, lo que han hecho Vázquez y Barrero: hacer y deshacer a su gusto aprovechando que el Ejecutivo está en funciones.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com