El escándalo provocado en Japón por Carlos Ghosn, consejero delegado de Renault y presidente de Nissan, amenaza con socavar la alianza tripartita (si añadimos Mitsubishi) entre los fabricantes galos y nipones, mientras el caso se complica en todos los frentes. Las investigaciones avanzan -también en la propia Nissan- y Ghosn, detenido el lunes, seguirá en situación de arresto más allá del plazo de 48 horas que tiene el tribunal para dejarlo libre. Puede ser diez días más, como ha sucedido con el otro implicado, Greg Kelly, director representativo.
La consecuencia más clara del caso es la posible ruptura de la alianza, sobre todo después de que la compañía japonesa haya decidido aumentar a ese ámbito la investigación sobre el comportamiento financiero de Ghosn y el uso personal del dinero de Nissan.
El tribunal japonés alarga el plazo del arresto, como con el otro implicado, su colaborador Greg Kelly
El Gobierno francés, sin embargo, defiende la continuidad de la alianza, aunque dar por segura la salida de Ghosn de Renault. La participación del Estado galo en el grupo es del 15%, y afecta también al 43,4% de Renault en Nissan. El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, ha sido bastante contundente: “Ghosn ya no está en posición de liderar Renault”, una labor que ha realizado durante 20 años, también como arquitecto del acuerdo con Nissan y Mitsubishi.
Le Maire ha aclarado también que el Gobierno no ha pedido “la salida formal de Ghosn del Consejo por una simple razón: no tenemos ninguna prueba y seguimos el debido procedimiento legal”. Es el paso que sí dará Nissan este jueves, con su destitución de la presidencia.
El varapalo en bolsa, mientras tanto, se ha detenido, después de los desplomes desde el lunes. Renault sube ligeramente este miércoles, como Nissan (ayer perdió un 5,4%), no así Mitsubishi, que añade otro 1% de caída, tras perder ayer un 6,8%.