La bomba puede estallar en cualquier momento. Según fuentes diplomáticas norteamericanas, Washington posee ya la información necesaria sobre flujos de dinero chavista que acabó en manos de socialistas y podemitas españoles, en parte a través del paraíso fiscal holandés de Curazao.
La isla del Caribe, ubicada al norte de Venezuela pertenece a la soberanía de Holanda (perdón, Países Bajos) y, como toda Holanda, es un semi-paraíso fiscal, muy útil para operar en dinero negro, o gris, pero desde un país con pedigrí, miembro de la Unión Europea.
Los norteamericanos están utilizando el Acuerdo FATCA sobre intercambio de información para activos financieros en el exterior
En paralelo, todo el mundo sabe que Curazao es uno de los instrumentos favoritos de Nicolás Maduro para comprar voluntades políticas.
Los norteamericanos, que ya han protestado oficialmente por la noche de Ábalos con Delcy Rodríguez, aseguran que tanto socialistas como podemitas españoles han sido financiados por la dictadura bolivariana y que por eso la vicepresidenta venezolana se permite chantajear al Gobierno español con actitudes como la de su paso por el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid.
Las ridículas explicaciones del ministro Ábalos acrecientan el escándalo y. en cualquier caso, la paciencia norteamericana se acaba.
La Casa Blanca no está dispuesta a tolerar más cobertura política sanchista a la dictadura bolivariana
La Casa Blanca no está dispuesta a tolerar más cobertura política sanchista a la dictadura bolivariana.
Y ojo, la chulería de Delcy en Barajas obedece a que Maduro utiliza el apoyo prestado a Podemos y a Rodríguez Zapatero para exigir al bipartito español que margine a Juan Guaidó, maldad que Sánchez ya ha ejecutado, al negarse a recibirle.
Otra coincidencia: es cierto que Pedro Sánchez intenta marcar distancias con su predecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, pero es que los defensores del propio ZP -como guardián de las esencias progresistas del PP, en contra del neoconservador Felipe González- son los podemitas, los hijos de Hugo Chávez, son ahora socios de Gobierno de Sánchez.
Además, a pesar de la insoportable levedad judicial, el caso Modoro, que no es otra cosa que el caso de los presuntos pagos de la petrolera estatal venesolana Pedevesa a diplomáticos y políticos españoles, ya tiene sumario en la Audiencia Nacional. Es decir, los gringos ya tienen vehículo para canalizar su denuncia y apoyar su información.
No es sencillo. El caso lo lleva la versátil Fiscalía Anticorrupción y lo lleva el juez Santiago Pedraz, ‘enemigo’ de los norteamericanos desde el caso Couso, pero… existe un sumario, que apunta directamente a la relación entre la tiranía bolivariana y la izquierda española, tanto socialista como podemita. Y la ‘sospecha’, que es motivo de chanza en todo Madrid, es la relación del caso Pedevesa con los más de 30 viajes a Caracas del gran protector del régimen de Nicolás Maduro, el expresidente español Rodríguez Zapatero.
La chulería de Delcy en Barajas: Caracas utiliza su apoyo a Podemos y a Zapatero para exigir al bipartito español que margine a Juan Guaidó
Además, los norteamericanos están utilizando el Acuerdo FATCA sobre intercambio de información para activos financieros en el exterior (para perseguir el soborno, la corrupción y el fraude fiscal fuera de tu territorio), lanzado por Barack Obama y formado por los gobiernos español y norteamericanos. Se supone que la Administración Sánchez no puede boicotear un acuerdo internacional y, en cualquier caso, hay un sumario judicial abierto, peligrosamente paralelo.
En resumen, el caso Delcy-Ábalos se globaliza: Washington denuncia pagos chavistas a políticos españoles desde el ‘paraíso’ fiscal de Curazao, con un doble objetivo: Nicolás Maduro y el Gobierno español que le protege. Pero no nos engañemos: Maduro no apoya a Sánchez, Iglesias Zapatero o Modoro. Los revolucionarios no tienen amigos sino intereses.
No, los bolivarianos chantajean a Sánchez a cambio de no filtrar operaciones de financiación a socialistas y Podemitas por parte del régimen comunista de Caracas.
Y ojo, porque los hombres de Maduro blasonan de que entre los beneficiarios de su generosidad pecuniaria, y de la bonanza fiscal de la holandesa isla de Curazao se encuentran, no sólo podemitas y zapateristas, sino también sanchistas.
Y todo esto es presunto y todo habrá que demostrarlo, se supone que ante le juez Pedraz, pero parece como si el episodio Delcy-Abalos se empeñara en demostrar la veracidad de las acusaciones estadounidenses.
En cualquier caso, la larga noche de Ábalos con Delsy se ha convertido en escandalo global. Esto no ha hecho más que empezar. Ahora ya no es escándalo boliviariano: es el escándalo Curazao. Presunto, naturalmente.