Digo que es un caso real pero lo cierto es que hay muchos casos reales. Este, simplemente lo acabo de vivir… una vez más.
Pareja en crisis. Ella le dice a él lo que le ha aconsejado su abogada que le diga: “o aceptas esto o te denuncio por violencia de género”.
Insisto: es lo que todos los abogados y abogadas de mujeres en proceso de divorcio aconsejan. Es un chantaje en toda regla de la mujer contra el varón. Saben, y el varón también lo sabe, que el hombre entrará en el calabozo sin diligencia previa alguna. Sólo por la acusación de la mujer. Si lo hacen en viernes, en lugar de un día puede pasarse dos o tres en la trena.
Así que, bajo chantaje, el varón aceptará lo que le pongan, en materia de hijos, patrimonio común, hogar familiar, etc.
Es decir, que cuando nuestras juezas y ministras, así como los feministos que en el mundo han sido, niegan las denuncias falsas se olvidan -el alzheimer- de las amenazas falsas.
Y todo esto según la acertadísima y alabadísima ley contra la violencia de género de 2004, de Rodríguez Zapatero, cómo no, aprobada por unanimidad, sí también por el PP.
Pero lo importante: ¿para qué necesito falta denuncias falsas si basta con las amenazas falsas? ¿Para que voy a golpear si gano más, y más pronto, con el simple amagar?