Sacyr se desploma en bolsa después del fallo de la Cámara Internacional de Comercio de Miami, que obliga al consorcio liderado por Sacyr a devolver a Panamá 480 millones de euros. Se trata de anticipos pagados por ese país en 2009 para la ampliación del Canal. Ese laudo es por tanto una noticia negativa para la constructora que preside Manuel Manrique.
Ahora bien, es necesario contextualizar el impacto, que engordará la deuda corporativa del grupo, no el negocio, con dos premisas: se trata de un laudo económico, no técnico, y la cantidad es sólo una referencia en los 3.700 millones que están en juego.
Dicho esto, ¿se ajusta el castigo del 15% en bolsa al pago que afronta Sacyr? El mercado tiene sus propias reglas, pero parece excesivo. Sacyr, en concreto, debe abonar 247 millones, para lo que ha firmado un crédito sindicado a cinco años y ha contratado un nuevo derivado sobre su 8,1% en Repsol con el que ha ingresado en caja 125 millones para un segundo pago en marzo.
El impacto del pago afecta a la deuda de Sacyr, que crece, al margen de las provisiones ya realizadas
El fondo de la cuestión viene de atrás, de las reclamaciones a Panamá por los sobrecostes que implicó la construcción del Canal desde 2009, estimados en 3.600 millones, frente a los 2.300 previstos. Es la cuestión medular, de naturaleza técnica, que debe resolver el arbitraje internacional -con sus ritmos, entre lentos y lentísimos, de cinco o seis años- y que todavía no está resuelto.
El pago decidido por la Cámara de Miami es de naturaleza económica. Es decir, obliga a devolver unos anticipos, que en el fallo final podrían retornar de nuevo a Sacyr. Por ese motivo, el consorcio que lidera la constructora ha defendido que esos abonos deberían realizarse al final de proceso de arbitraje. De hecho, Sacyr espera un fallo similar favorable de 250 millones, a mediados de 2019, por sobrecostes de hormigón y basalto. Será favorable, del mismo modo que el último ha sido desfavorable.
La preocupación del grupo está más en la evolución del negocio, con sobra por la desaceleración económica
El desenlace final dependerá de las resoluciones futuras, mientras Sacyr ya ha provisionado un 30% de las reclamaciones que plantea. Dicho lo cual, se entiende mejor que el impacto de los pagos afectan a la deuda corporativa, que en engorda en esa proporciono, no al negocio.
La deuda de Sacyr está en 4.109 millones, según los últimos resultados, a septiembre, con un beneficio de 108,7 (+12,6%) y una mejora en el Ebitda del 37,6%, gracias al negocio en el exterior (70% de la cartera) y la aportación de Repsol. A partir de ahí, al grupo le preocupa más el impacto que puede tener en el sector de construcción la desaceleración económica, sobre todo a escala global.