La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha modificado el catecismo de Juan Pablo II, editado en 1992, en concreto, en el apartado de la pena de muerte, que a partir de ahora la Iglesia no solo condena, sino que convierte en “inadmisible”. Todo un mensaje para los gobernantes, especialmente los gobernantes cristianos que, en conciencia, podrían verse impedidos a prohibir la pena de muerte.
Juan Pablo II atacó la pena de muerte, pero no la anuló para no anular con ella la legítima defensa
Doctrinalmente, no representa mucho, dado que el catecismo de 1992, actualmente en vigor, como ya aseguraba que la pena de muerte solo era necesaria cuando la sociedad no tuviera otra forma de defenderse frente a un enemigo. Y el propio Juan Pablo II aseguró con posterioridad que estos casos eran muy extraños en el mundo actual. No obstante, Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger mantuvieron esa posibilidad para no anular la raíz de la legítima defensa.
Me gustaría una campaña de igual tono contra el aborto y la anticoncepción, y con ese mismo adjetivo: inadmisible
En resumen, ¿de verdad era tan urgente esta modificación? Personalmente, me gustaría una campaña de igual tono contra el aborto y la anticoncepción, y con ese mismo adjetivo: inadmisible. Lo que pondría a algún que otro político, especialmente cristiano, en el brete de prohibir todo tipo de abortos. Ahí los quiero ver.