La ministra de Educación, Isabel Celaá, y su número dos, el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, han recibido el pasado martes, por fin, a la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (CONCAPA). Pero han insistido en la burla al comprometerse a contar con la opinión de las familias y de esta organización que preside Pedro José Caballero… cuando ya tienen la reforma lista.
Celaá seguirá marginando los derechos de los padres, la religión y el esfuerzo. Estas son las principales bazas de su reforma educativa y algunas de las razones por las que CONCAPA la rechaza. Pero ojo, porque es una asociación más: representa a más de tres millones y medio de familias presentes en más de 3.000 colegios, tanto de la red concertada como de la pública, siendo casi el 30% del sistema educativo español.
CONCAPA representa a más de tres millones y medio de familias presentes en más de 3.000 colegios concertados y públicos
Caballero y los representantes de CONCAPA en Murcia, Andalucía y Comunidad Valenciana (Víctor Escavy, María Luisa Lucena y Julia Llopis, respectivamente) han transmitido a la ministra su disconformidad y su preocupación por la imposición de la futura ley educativa. Y es que tiene “graves disposiciones que afectan a la libertad de enseñanza” y se ha tramitado “sin el más mínimo diálogo y consenso y teniendo en cuenta que a los padres no se les había escuchado” a pesar de que son “los primeros responsables de la educación de sus hijos”.
En la reunión, también se habló de otros temas, entre ellos: acoso escolar, bilingüismo, refuerzo del castellano en autonomías con lenguas cooficiales, leyes LGTBI y de ideología de género, fracaso escolar y abandono temprano o Formación Profesional. Asimismo, CONCAPA recordó que “el pacto educativo debe de seguir vivo y se debe trabajar intensamente para llegar a un gran acuerdo de estabilidad educativa en España con un horizonte no inferior a 10 años, sacando a la educación de la política”.