Chile ha sido la primera parada de la gira hispanoamericana del presidente Pedro Sánchez, un viaje más de lucimiento personal de transcendencia política y económica. Así se puede entrever en las distintas interpretaciones que han dado los dos países: mientras Sánchez ha presumido de cooperación en Twitter, su homólogo chileno, Sebastián Piñera, no ha hecho ninguna mención a la visita. Diferencias de tratamiento informativo que también se pueden ver en las respectivas webs de La Moncloa y del Gobierno de Chile.
He compartido con @sebastianpinera la necesidad de liderazgos cooperativos en #Europa y #AméricaLatina. Solo desde la cooperación y la integración responderemos de forma eficaz a desafíos como la digitalización, el cambio climático, la igualdad de género o la justicia económica. pic.twitter.com/PwIB0oQELu
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 28 de agosto de 2018
Conviene destacar que Sánchez ha hablado de igualdad de género y no de ideología de género porque sería demasiado pretencioso, ya que Piñera tiene una visión muy distinta a la suya y a la de su predecesora en el Palacio de la Moneda, Michelle Bachelet. En concreto, Piñera defiende la vida y el matrimonio entre hombre y mujer, aunque también el homomonio, eso sí, considerando que esta unión legal debería tener otro nombre porque es distinto “por naturaleza” y se debe “respetar la esencia de una institución que desde siempre ha tenido el fin de la procreación de la especie humana”. Además, no está del todo a favor de la adopción homoparental porque “lo mejor para el niño es que la familia que lo adopte tenga la figura de un padre y de una madre”.
Y en lo económico también tienen notables diferencias: a Sánchez, como buen socialista, le gusta lo público, mientras que Piñera ha sido tachado de ultracapitalista y se atrevió a privatizar el sistema de pensiones.
Sánchez habla de igualdad de género porque hacerlo de ideología de género es demasiado pretencioso: Piñera defiende la vida, el matrimonio entre hombre y mujer y también el homomonio, aunque preferiría otro nombre
En los medios españoles, se ha destacado que Sánchez y Piñera han ratificado la alianza de colaboración en todos los ámbitos entre sus países y que han pedido una solución para la crisis que vive Venezuela. Pero han tenido más protagonismo sus declaraciones sobre la defensa del juez Llarena, pues Sánchez se ha tirado flores, afirmando que “desde el primer momento, el Gobierno ha tenido claro que no es una cuestión privada, sino que es una cuestión de Estado”. Sin embargo, todos conocemos el cambio de posición al respecto, pues hace unos días sólo se hablaba de defender la soberanía jurisdiccional española.
Asimismo, los lazos amarillos también han tenido su protagonismo al otro lado del Atlántico. Sánchez ha defendido que la Fiscalía investigue a los Mossos por identificar a quienes retiran lazos amarillos en Cataluña porque “está obligada a pedir esa información” y respeta la “autonomía de los fiscales”.
El presidente español defiende que la Fiscalía investigue a los Mossos por identificar a quienes quitan lazos amarillos
En fin, una gira hispanoamericana que llevará a Sánchez también a Bolivia, Colombia y Costa Rica, pero que no será ningún bombazo informativo. Eso sí, no hay que olvidar que aún no ha viajado a Marruecos, país que normalmente era el primero en ser visitado por un presidente del Gobierno: algo que sería mucho más relevante y más teniendo en cuenta la presión migratoria de la zona y los saltos de migrantes en la valla de Ceuta agrediendo a varios agentes de la Guardia Civil.