Los obispos alemanes, aún dirigidos por el cardenal de Munich, Reinhard Marx, uno de nuestros peores ciudadanos, continúan dando la lata.
Su peor ‘pecado’ no está en su empeño en terminar con el celibato o la obsesión por introducir la ideología de género sino en la ‘protestantización’ de la Iglesia, es decir, una especie de régimen asambleario que ya se sabe donde acaba: en la profusión de iglesia, grupos y sectas pero que, a día de hoy, se concreta en ofrecer la comunión a los luteranos. Curioso, porque los luteranos no creen en la transustanciación. Pero ya se sabe: se trata, principalmente, de fastidiar.
La lucha entre clérigos conservadores y clérigos progresistas puede acabar con Francisco… y lo que venga luego puede ser peor
El caso alemán es una imagen de lo que ocurre hoy en la Iglesia, por tanto en el mundo, que atraviesa la mayor crisis de la historia de la Iglesia. La lucha entre clérigos conservadores y clérigos progresistas puede acabar con Francisco… y lo que venga luego puede ser peor. No se trata de que uno y otro banco gane la batalla, se trata de que abandonen los dos y se centren en apoyar a Francisco.
No teman ni a los tradicionalistas ni a los progres: teman a la Nueva Iglesia, surgida de la lucha entre ambos. ¿Podría ser la Iglesia del Anticristo? Podría.
No teman ni a los tradicionalistas ni a los progres: teman a la Nueva Iglesia, surgida de la lucha entre ambos. ¿Podría ser la Iglesia del Anticristo? Podría
Y si quieren apuntarse a las fechas, que de poco sirven, el Anticristo reinará tres años y luego vendrá la Nueva Jerusalén. Ojo detrás de todo está no está ni la izquierda ni la derecha: está la moderna masonería, eso que ahora llamamos Nuevo Orden Mundial (NOM), porque ha cambiado de formato… que no de intenciones.