- La 'megaembotelladora' europea presume del COIL madrileño, pero los trabajadores sólo colocan botellas en cajas.
- Llevan meses sin trabajo efectivo, como demostró un informe de Inspección de Trabajo.
- CCOO no quiere boicotear Fuenlabrada, sino que funcione cuanto antes o vuelva a producir.
- La empresa que preside Daurella tiene que cumplir los fallos judiciales y soportar la presión de los accionistas.
Coca-Cola parece que no se cansa de reírse de España en el largo conflicto laboral, que dura ya más de 35 meses, surgido tras su ERE con beneficios. En septiembre de 2015, reabrió la planta de
Fuenlabrada, supuestamente como un Centro de Operaciones Industriales y Logísticas (
COIL) de excelencia, pero a día de hoy los empleados están prácticamente de brazos cruzados (como muestran las fotos tomadas a las 12 horas de un día laborable).
Mientras, la
'megaembotelladora' europea que preside
Sol Daurella, Coca-Cola European Partners (CCEP), presume del COIL madrileño. Tanto es así, que los
sindicatos relacionados con Coca-Cola en Europa (belgas, alemanes, franceses e italianos) vendrán a España los días 17 y 18 para visitar la planta de Fuenlabrada y apoyar a sus compañeros.
"Les están vendiendo la moto del COIL de excelencia", señala
Pilar García Torres a Hispanidad. La responsable de Política Industrial y Servicios de
CCOO Madrid recuerda que la única tarea de los trabajadores de Fuenlabrada es colocar botellas de vidrio vacías en cajas.
Y es que como saben, los empleados
readmitidos llevan meses sin tener trabajo efectivo, como demostró un informe de la Inspección de Trabajo (
ver aquí). Además, por si esto fuera poco, la 'megaembotelladora' europea
ha cambiado las condiciones laborales, usando el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores (
puede consultarlo en este enlace)
y los turnos, repercutiendo en los salarios de los trabajadores, como recogió
Nueva Tribuna.
CCOO no quiere boicotear Fuenlabrada, como señala
El Economista este miércoles. Una noticia "indignante", según considera García Torres. Y es que el sindicato sólo busca que Fuenlabrada, donde
Coca-Cola ya ha perdido 425 millones de euros, funcione cuanto antes o vuelva a ser un centro de producción si así lo dictamina el
Tribunal Supremo el próximo 18 de enero.
Pero la empresa que preside
Sol Daurella no sólo tiene que cumplir los fallos judiciales (el último se conocerá en sólo seis días), sino también soportar la presión de los
accionistas al cotizar en bolsa. Claro que lo que más preocupa es que el impuesto a los refrescos se está poniendo de moda y cada vez lo aplicarán más países. Además, están los
líos en el clan familiar de los Daurella y en la planta de
Barcelona… y los planes de
reestructuración en Europa (no afectaría a España -ya han hecho bastante daño-). ¿Coca-Cola, 'marca de la felicidad' y 'chispa de la vida'? Permítannos que lo dudemos.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com