Coca-Cola vuelve a la carga contra España, pues ha planteado un ERE que afecta a 360 empleados de las áreas de comercial, atención al cliente e informática. Y todo ello, apenas unos meses después de cerrar la planta de Málaga, al tiempo que presume de apoyar a los bares, llegando a un acuerdo con los 78 trabajadores fijos a través de prejubilaciones, indemnizaciones o recolocaciones en la fábrica de Sevilla.
Coca-Cola European Partners (CCEP) Iberia, filial española de la ‘megaembotelladora’ europea que preside Sol Daurella, ahora quiere despedir al 10% de su plantilla. Eso sí, lo vende como una reorganización, optimización y homogeneización en sus modelos de comercialización y distribución. “El objetivo de estos cambios es asegurar una mejor adaptación a las necesidades actuales de nuestra actividad, con un portfolio de productos más amplio, nuevos productos y formatos, que nos ayuden a responder de forma más rápida a las actuales demandas y a los notables cambios en los hábitos de los consumidores y tratar, así, de asegurar un crecimiento sostenible del negocio”, han señalado desde la compañía.
Unos cambios que, al parecer, ya estaban previstos a comienzos de 2020. “Según nos informan, la decisión obedece a un cambio de modelo y no por la situación actual de pandemia. La empresa no aporta ningún tipo de información detallada e indican que se irá trasladando a cada una de las representaciones de los trabajadores correspondientes de una manera oficial”, ha afirmado el sindicato CSIF. Y conviene recordar que dentro de la ‘megaembotelladora’ europea, Iberia (España, Portugal y Andorra) ha sido el único mercado europeo donde las ventas han caído a doble dígito (-23,5%) en los nueve primeros meses de 2020 y que también la multinacional con sede en Atlanta ha empezado a meter la tijera en su plantilla (despedirá a 2.200 trabajadores, aunque sin incluir a las embotelladoras).