Dos imágenes valen más que 2.000 palabras. En la primera pueden contemplar el esquema de la organización censora que pretende la vicepresidenta primera del Gobierno, perfectamente explicado. Con la excusa de los bulos, ha implantado la censura, mejor, la monitorización.
Mire usted, señora vicepresidenta: a mí no me monitoriza usted que ya soy mayorcito. Lo intentan personajes como George Soros, Marc Zuckerberg o Ana Pastor y podrán quebrarnos pero no doblarnos.
La batalla no es contra la libertad de prensa sino contra la libertad de expresión
Por otra parte, los medios han reaccionado bien, es decir, en contra, contra lo que representa un claro intento de censura. Ahora bien, periodistas al fin, los medios tendemos a pensar que el pensamiento único progre que impone el Nuevo Orden Mundial (NOM) circunscribe su malévola intención censora a los medios informativos.
No hombre no. Los medios ya los tiene controlados el pensamiento único vigente. De hecho, la inmensa mayoría se dividen en dos bloques: progres de izquierdas y progres de derechas. Se autocontrolan a sí mismos, en un mundo predecible donde cada periódico, emisora de radio o canal de TV sabe perfectamente lo que se puede decir y lo que no se debe decir.
No, lo que el Nuevo Orden Mundial (NOM) y, por tanto, uno de sus peones, el sanchismo español, pretende censurar es justo lo que no controla. Pocos años atrás lo llamábamos periodismo ciudadano y ahora lo calificamos de redes sociales, pero lo cierto es que siempre fue llamado pueblo.
Y el coronavirus ha proporcionado una nueva arma a los nuevos censores: la delación. Así, el discrepante se convierte en conspiranoide
Esta es la batalla. No contra la libertad de prensa sino contra la libertad de expresión. Y no es casualidad -otra consecuencia de la pandemia- que el intento de censura creciente de la libertad de expresión coincida -segunda imagen- con la promoción de la delación: ¿Quieres vengarte de tu vecino? Denúnciale. Así, el discrepante se convierte en conspiranoide.
No se preocupen: lo intentarán pero no nos callarán.