Al narcisista que habita La Moncloa hay que reconocerle una tendencia al órdago. Ya hemos explicado que Europa le exige para soltar el dinero (que no es tan decisivo como nos lo venden, pero dejemos eso) una mayoría de 200 diputados. Lógico, porque Narciso de Moncloa se ha acostumbrado a vivir peligrosamente, expresión por la que entiende una continua dejación de principios que le permiten una geometría variable de alianzas.
A cambio, Inés Arrimadas, una profesional de la política, puede seguir cobrando su sueldo. Buen salario, por cierto
Ahora bien, ¿por qué tiene Sánchez tanto empeño en salvar una agonizante formación política como Ciudadanos, cada vez más parecido al UPyD de Rosa Díez? Pues porque, en efecto los 10 escuálidos diputados de Cs se convierten en imprescindibles para poder negar lo que todo el mundo económico, así como los “moderados” -jamás confíen en un moderado- y, ante todo, Bruselas, le exigen: que acabe con la España ingobernable y se alié con el PP en una dirección: arrinconar a comunistas y separatistas.
Pero Narciso de Moncloa responde que no. Que va a seguir jugando a gobierno frentepopulista; a la suma de socialistas, comunistas y separatistas, porque todos ellos, por encima de sus diferencias ideológicas, tiene una cosmovisión -más bien una anti-cosmovisión- común, que le une mucho: su feroz anticristianismo, mucho más relevante que sus planteamientos políticos o económicos.
Es muy simple: Ciudadanos permitirá que el gobierno sociocomunista, con el añadido separatista, continúe mandando en España… con irrefrenable tendencia al caos. Al caos podemita
En otras palabras: recuerden que PSOE más Podemos suman 155 diputados. Si le añaden los 10 de Ciudadanos y los 6 del separatismo burgués vasco, el PNV, ya nos situamos en los 171. Los cinco restantes pueden conseguirse de esa amalgama de grupúsculos más o menos majaderos, como los chicos de Íñigo Errejón, Compromis, etc.
Así, ni tan siquiera necesitará a los proetarras de Bildu o al insoportable Gabriel Rufián (ERC).
Resumiendo, con las 10 termitas de Ciudadanos, los seis chantajistas del PNV y algún otro desequilibrado más, Sánchez puede sumar 176 votos para aprobar los Presupuestos. Y si aprueba los Presupuestos, Europa tendrá que exigir cuestiones económicas pero no entrometerse en los planes del Narciso de Moncloa… quien considera que el guerracivilismo es lo que le mantendrá en el poder.
A cambio, Inés Arrimadas, otra pesebrera, puede seguir cobrando su sueldo de político. Buen salario, por cierto, y mantener, en estado agónico pero cobrante, el partido más termita de toda la transición democrática: Ciudadanos. Una formación que siempre evoca a Perfectus Detritus, el protagonista de La Cizaña, de Astérix.
La conclusión es muy simple: Ciudadanos permitirá que el Gobierno sociocomunista, con el añadido separatista, continúe mandando en España… con irrefrenable tendencia al caos. Al caos que constituye la teoría de Iglesias y la práctica de Sánchez.