La multinacional tecnológica Apple ha depositado ya en Irlanda los 14.285 millones de euros por las ventajas fiscales de tributar en ese país. Cumple así con una exigencia de Bruselas, recurrida tanto por la americana como por el Gobierno irlandés, que visualiza un objetivo de más alcance: la guerra contra los paraísos fiscales dentro de la propia Unión Europea. Se trata de una anomalía, tan asombrosa como injusta, que no beneficia solo a Irlanda, también a Luxemburgo y Holanda.

Esos tres países hacen méritos desde hace tiempo para atraer a su suelo a las multinacionales, bien a través de fórmulas como la irlandesa (consideradas ayudas públicas por la Comisión Europea) como con trajes fiscales a media para las empresas. En el caso luxemburgués, para colmo, con la complicidad del hoy presidente de la UE, Jean Claude Juncker, entonces primer ministro del Principado y ministro de Hacienda.

Por esa razón son tantas las multinacionales establecidas en esos países como innumerables son sociedades instrumentales domiciliadas ahí para pagar menor e inflar así sus cuentas. En paralelo, como es lógico, está el flaco favor al resto de países de la UE, privados de los ingresos fiscales que benefician a otros. Si Europa se toma en serio, debe homologar los tipos fiscales en todos los países.

Irlanda, Luxemburgo y Holanda son las tres excepciones en Europa, obligada a homologar los tipos fiscales

Con todo, ninguno de los tres países aparece en la lista negra europea de paraísos fiscales, de cuya elaboración se congratulaba hace un año el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici (se tardó dos años en concretarla). Sin embargo, en la lista de los inspectores de Hacienda –trabajan en ese terreno- si aparecen Holanda, Irlanda, Luxemburgo y Malta, además de todas las islas disfrazadas en los mares anglosajones.

La novedad del caso Apple está en cuantía -paradigmática por lo elevada-, pero el aviso afectará también a las otras empresas beneficiadas con las mismas ayudas.

La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, propondrá ahora, una vez depositada la cantidad, que se retire el expediente de infracción abierto contra Apple y el Gobierno irlandés. Curiosamente, el Ejecutivo de la isla sigue en sus trece, negando las ayudas de Estado -a pesar de lo que recupera con ellas- pero porque teme un efecto de más alcance: la fuga de empresas, algo que sólo se puede combatir en igualdad de condiciones parta todos.