Consejo de Ministros del viernes 14 de diciembre. La ministra portavoz, Isabel Celaá sale a escena acompañada de los ministros de Economía, Nadia Calviño, y del titular de Fomento, José Luis Ábalos.
Un tema nuevo y urgente: debate sobre Cataluña. Celaá prorrumpe: diálogo, pero dentro de la Constitución. Con firmeza, en la defensa de la ley. Exactamente lo mismo que decía Mariano Rajoy. No hay como llegar a La Moncloa para homologar mensajes.
Repaso propagandístico por la actividad internacional (sin duda, intensa) de don Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Migración: la ONU aprueba “un pacto de cooperación basado en una visión positiva del fenómeno migratorio”. Pues lo malo es que la emigración no es buena, es malísima. Así, señora Celaá, algunos pensamos que la emigración es algo malísimo, deportación voluntaria de quien no logra vivir en sus raíces, exilio forzado por la miseria.
Consejo Europeo. Seguimos con las mentiras sobre Gibraltar. No, España no ha conseguido nada y Reino Unido seguirá burlándose de España. Pero Sánchez no puede reconocerlo. Resultaría muy humillante.
Lo más importante y lo más peligroso que ha aprobado el Ejecutivo este viernes. La obra de Celaá: primera lectura de la ley de Educación que modifica la LOE y cuasi deroga la LOMCE: “No cambiamos el sistema (escolar), sino que modernizamos (la enseñanza)”. Afecta a 8 millones de estudiantes, 70.000 docentes y 28.000 centros educativos.
Reforma de la vivienda para que el precio de los alquileres se reduzca ¿A que no se reduce?
Celaá insiste en que la norma es respetuosa con la Constitución y que el Estado central se reserva el 55% se las competencias, se suprimen las reválidas y se reducen las exigencias y el esfuerzo: aquí no repite nadie.
Y todo eso está muy bien, o muy mal, pero lo cierto es que la ley Celaá se caracteriza por su obsesión con liquidar la enseñanza católica. Y eso es imposible, porque ni los mismos católicos lo hemos conseguido.
Ahora bien, incordiar, sí que puede incordiar. Puede, y eso es lo que está haciendo, lavar el cerebro a los niños con Valores Cívicos, mientras destierra la asignatura de Religión.
Si Celaá se sale con la suya, sencillamente la enseñanza se descristianizará aún más, la ideología entrará aún más en las escuelas y Cristo quedará aún más desterrado de la escuela. Por ahora, estamos en primera lectura. ¡Que no nos pase nada!
No estaba Margarita Robles con sotana antibalas, pero el Gobierno socialista ha aprobado una inversión de 7.000 millones de euros. Naturalmente, todo muy pacifista, porque tenemos un Gobierno pacifista.
Autoridad Macroprudencial para vigilar a bancos y cajas: más burocracia y menos independencia supervisora
El ministro Ábalos nos habla de medidas para abaratar el alquiler, consiste en hacer más rígido el mercado de alquiler de viviendas. Por ejemplo, que tenga que alquilar por cinco años en lugar de por tres, con lo que se dispararán el número de impagos y nadie querrá alquilar. Naturalmente, ni una sola medida para favorecer la vivienda en propiedad.
Más del ministro Ábalos. Gran contrato de compra de trenes para cercanías y medio recorrido de Renfe que seguirá explotando el servicio durante 15 años. Pues muy mal: no hay que liberalizar el AVE, con resultado de explotación positivo, sino Cercanías, un saco de pérdidas.
Nace la Autoridad Macroprudencial, nuevo organismo de supervisión de bancos y entidades financieras. Es decir, más burocracia en una sopa de letras que recorre España y Europa. ¿Organismo independiente? Hombre, no lo parece mucho dado que estará incardinado en el Ministerio de Economía. En cualquier caso, si ya hay tres organismos supervisores (Banco de España, CNMV y Dirección General de Seguros), ¿para qué queremos más? A lo mejor, para que los supervisores actuales pierdan independencia o al menos se sientan más vigilados.
En paralelo, Luis de Guindos (BCE) quiere supervisar los fondos: mira, eso está bien
Y, por cierto, desde Fráncfort, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, apostaba por supervisar la banca en la sombra, es decir, los fondos de inversión. Eso está bien, desde luego, porque en la banca en la sombra es mucho más peligrosa que los bancos y nadie la controla.
En cualquier caso, la nueva Autoridad Macroprudencial suma burocracia, nuevos puestos de inspectores y más trabajo de ‘supervisado’ para las entidades.
Este es un Gobierno que, como dice Isabel Celaá, va a demostrar lo mucho que ha hecho por la gente en seis meses. A modo de felicitación navideña.