- Se vuelve a liar con Cataluña.
- Rajoy debería pensar en cambiar de portavoz.
- Tras meses escondido, Montoro sale a escena. Anticipar el impuesto de sociedades sí es aumentar los impuestos y sí es injusto.
- El problema de Montoro es que siempre está pendiente del corto plazo.
- En 2016 aumentará la recaudación del IRPF en 1.000 millones de euros.
Consejo de Ministros el viernes 30 de septiembre.
Soraya sale acompañada del titular de Hacienda y Administraciones públicas,
Cristóbal Montoro (
ambos en la imagen), seguramente el técnico que más sabe de Hacienda (aunque ese no sea su cuerpo).
Le tenían escondido desde tiempo atrás y ahora vuelve a salir a escena.
Para enorgullecerse de que este verano el déficit de las Comunidades autónomas cayó, así que es de justicia proporcionarles más FLA (
créditos blandos) y nuevos fondos para poner al día el pago a proveedores.
Al mismo tiempo, ensañamiento con el sector privado: se les eleva el
déficit previsto del 0,3 al 0,7%. Seguramente los catalanes lo agradecerán mucho y dejarán de decir que España les roba.
La media estrella de
Montoro: subir los impuestos. Bueno, sí, el pago fraccionado del
impuesto de sociedad o impuesto sobre el beneficio. No se sube el impuesto pero se cobra antes, con un anticipo,
lo que siempre supone un coste financiero para la empresa. Y es injusto, porque nadie sabe cuánto va a ganar su empresa y, por tanto, aplicar el porcentaje por anticipado puede exigir posteriores revoluciones.
Montoro lo justifica fácil: es igual que las retenciones a cuenta que hacemos los particulares con el IRPF. Tiene razón, señor ministro:
tan injusto es lo uno como lo otro.
En cualquier caso,
Montoro es un gran técnico de Hacienda, como un gran problema: vive en el corto plazo. Por ejemplo, es incapaz de pensar que, a diez años vista, ni la pirámide de población de una España envejecida ni el Estado del Bienestar puede mantenerse en pie. Hoy hay un problema de
déficit público permanente ante el cual, el pago fraccionado del impuesto de sociedades supone echar una gota de agua al océano.
En cualquier caso,
Montoro dice que su departamento funciona: en 2016 la recaudación de por IRPF aumentará, así que es optimista sobre el incumplimiento del déficit.
Luego está la Vicepresidenta del Gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría. Rajoy debería pensar en cambiar de portavoz del Gobierno porque esto empieza a ser una juerga. Sobre las cuestiones más candentes de la actualidad (investidura, crisis del PSOE, etc.) no habla. Pero aún es peor cuando emplea la tautología. Ejemplo: le pregunten sobre si el Gobierno central estaría dispuesto a escuchar a
Puigdemont en su propuesta de un referéndum pactado. Respuesta: "Lo que quiere el señor Puigdemont no lo podemos negociar ni él, ni el Gobierno, ni el Parlamento,
porque es de todos los españoles". Claro, señora vice, como todo: la política fiscal, la política de Defensa, de interior, etc., etc., etc. Sin embargo,
negocia, promulga y hace lo que le viene en gana con esa 'propiedad colectiva'.
Es
como cuando se empeñaba en que la independencia de Cataluña se negaba porque incumplía la ley. Y claro, el nacionalismo catalán le respondía que entonces
podría cambiar la ley que para eso está un Gobierno, Soraya tardó dos años en empezar a hablar de
soberanía nacional que significa esto: "Cataluña es tanto suya, señor
Puigdemont como mía, natural de Valladolid, por ser española. Por tanto, en ese referéndum, para que fuera democrático, deberíamos votar todos los españoles".
Para justificar su no a Cataluña, Soraya acaba en lo del 'presunto fallecido'. Así, la vicepresidenta habla de "
derecho a la solidaridad". Hombre, en tal caso, doña Soraya, la solidaridad será un deber. Insisto: para mí que este Gobierno necesita un nuevo portavoz. O el futuro Gobierno.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com