Consejo Europeo de Bruselas. Pedro Sánchez comparece ante los medios vencido el mediodía del viernes. Lo cierto es que este tenía que haber sido el Consejo en el que se aprobaran las condicionespara la entrega de los 140.000 millones de euros que le corresponden a España en el Fondo de Recuperación, así como para la presentación de los primeros trabajos.
Y lo cierto, también, es que dicho fondo se retrasa en sus entregas y exige a cambio muchas cosas. Por ejemplo, reformas en materia de pensiones y otras. Justo lo contrario de lo que está haciendo el PSOE y Podemos.
Brexit-Gibraltar y Turquía: Sánchez es como el crustáceo: duro por fuera, blando por dentro
Pero el Covid -la histeria ha cundido en todo el continente- y el intento de Sánchez de controlar el poder judicial (la verdad es que ya lo tiene muy controlado pero, al parecer, pretende llegar al 100 por 100) le han salvado de que el Consejo, como se temían en Moncloa, confluyera a su desastrosa política económica que amenaza con hundir a toda Eurolandia.
Así que la rueda de prensa se centró en el intento sanchista de utilizar la justicia en beneficio propio. La renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lo llena todo y así, el presidente del Gobierno consigue que pase oculto que cada día que trasncurre es un hombre más cuestionado en Europa, donde no cuenta con ningún apoyo.
Eso sí, en su línea: débil con el fuerte europeo y fuerte con el compatriota débil: Sáncehz ha convocado en Bruselas una rueda de prensa dedicada a fustigar al PP, que se dedica a calumniar a España en Europa. Los peperos responden que ellos no critican a España en Europa: sólo a Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
Cambio climático. Uno supone que los líderes europeos contemplan al verde Pedro Sánchez y piensan, indulgentes: ¡Que idiota tan simpático!
Por tres veces, le preguntaron los periodistas si consideraba que la Unión europea le había arreado un palo (perdón, toque de atención) por la nueva normativa que pretende los socio-podemitas para la elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Su respuesta fue muy variada: por tres veces arremetió contra el Partido Popular que “bloquea” un mandato Constitucional.
Un periodista insiste, por cuarta vez, con la sana intención de acorralarle: ¿que qué le parece, señor Presidente, lo que ha dicho el portavoz de la Comisión Europea… que había canalizado el descontento de Europa por el intento de Sánchez de controlar, aún más, la justicia? Respuesta: “Respeto absoluto al portavoz de la Comisión Europea”. Fuese y no hubo nada.
Eso sí, ahora, tras el varapalo europeo, sí que está dispuesto a negociar con el PP “hoy mismo, si ellos quieren”.
A todo esto, ni el PSOE ni el PP han planteado una alternativa al sistema de elección de jueces. Por ejemplo, la de que todos los vocales del poder judicial sea elegido por los jueces o, por qué no, en elecciones populares.
Oficialmente era el Consejo del Brexit, ante un matón llamado Boris Johnson que gira desde el otro lado del canal.
Y a España el Brexit le afecta, principalmente, en Gibraltar. Y ahí tiene otra vez a Sánchez, fuerte con el débil, débil con el fuerte, afirmando que en Gibraltar “negociamos su situación tras la salida del Reino Unido de la UE”. Espléndida tautología. Y ha de ser “un acuerdo que beneficie a ambas partes”. Una postura muy respetable… salvo cuando la diferencia entre las partes consiste en que ambas reclaman la soberanía del Peñón, ¡qué estamos hablando de una colonia en el seno de Europa, campeón!
Sánchez tiene alma de crustáceo: duro por fuera, blando por dentro.
En Bruselas ya han calado la poquedad de ‘Narciso’ Sánchez, ¿Por qué será?
Y eso sí: la UE debe alcanzar la neutralidad climática, economía neutra en emisiones en el año 2050. Sánchez se jacta de que esto es bello e instructivo porque España se encuentra a la vanguardia europea en materia de transición ecológica. O sea, que somos los más tontos de la clase y que siendo los más pobres nos asfixiamos aún más con la carísima economía verde. Uno supone que los líderes europeos contemplan al verde Pedro Sánchez y piensan, indulgentes: ¡Que idiota tan simpático!
Algunas actitudes de Turquía, por ejemplo, retar a las fragatas francesas en el Mediterráneo oriental, o provocar a los griegos en sus islas conexas o a Chipre, isla de la que Erdogan mantiene una ocupación del 50%, “preocupan” a algunos países. Esto también se ha tratado en el Consejo Europeo.
¿Qué ha aportado Sánchez al Consejo? “Diálogo constructivo” con el fundamentalista Erdogan. Porque no olviden que Turquía “es un socio estratégico” para el conjunto de la UE, con “capacidad de estabilización” en una zona difícil del oriente europeo. Traducido: que acoge -es un decir, los maltrata hasta la muerte- a los inmigrantes de Oriente próximo que quieren pasar a Europa y los mantiene prisioneros a costa del dinero que le envía Europa. Es como nuestro perro guardián y hay que soportarle muchas impertinencias a cambio. París quiere mano dura con Turquía pero Sánchez, un bastión de la diplomacia pide diálogo.
Por cierto, se ha inventado un nuevo anglicismo, “partenariado”, con lo que supongo, alude a que Turquía también es nuestro ‘partner’, nuestro socio. Los progresistas son así de cursis.
Lo dicho: en Bruselas ya han calado la poquedad de ‘Narciso’ Sánchez, ¿Por qué será?