Consejo de Ministros del martes 15 de junio. Baja a escena la ministra portavoz, más portavoz que nunca, María Jesús Montero, acompañada de Isabel Celaá, titular de Educación y de José Manuel Rodríguez Uribes, de Cultura y Deporte.
‘Marisú’ nos sorprende con un tema nuevo: la violencia machista que está en ascenso. Esto no es un acuerdo de Consejo pero siempre viene bien para afrontar el pitorreo nacional por el desplante y la grosería de Joe Biden hacia Pedro Sánchez en la Cumbre de la OTAN.
Hemos quedado en ridículo gracias a ese portento de la diplomacia que es Arancha González Laya, pero las explicaciones de la portavoz sobre la opera bufa del lunes en Bruselas lo superan todo. Marisú es un genio de la simulación, aprovecha la habitual pregunta sobre Díaz Ayuso para demostrar cómo el PP se ha metido en un berenjenal y ya no se sabe qué dijo realmente la presidenta madrileña sobre el Rey de España. Por cierto, sólo dijo la verdad: el rey sí puede negarse, o al menos dificultar, o al menos dejar clara su actitud, sobre los indultos a los políticos separatistas presos.
Digo que es un genio de la simulación porque ese liarse más y más para salir del lío es justo lo que le ha ocurrido el PSOE para explicar el inexplicable plante del somnoliento Joe al petimetre Sánchez.
Y en el colmo del simulación, Marisu nos explica que “con lo que yo me quedo es con que España” organizará la Cumbre de la OTAN en 2022. Cumbre que ya estaba programada y que nos servirá para gasta un pico del Presupuesto para que Sánchez se luzca ante la flor y nata de Occidente Y ya veremos si viene Biden o envía a Kamala… o ya veremos si Biden vive.
Mucho más digno para España hubiera resultado que Pedro Sánchez le enviara a freír espárragos a Joe Biden y le pidiera que retirara las bases militares norteamericanas en España, aunque se las llevara a Marruecos. A fin de cuentas, se trata de bases dentro del operativo OTAN.
Isabel Celaá, el ariete del PSOE contra la educación católica, llevó a sus hijas a un colegio de monjas y alguno de sus nietos… también
Proyecto de Ley de Formación profesional (VER DOCUMENTO ADJUNTO). La novedad es que se multiplican los cursos y se intenta combinar con el trabajo en prácticas, una forma de explotación de la juventud, inventada en Alemania.
La verdad es que Isabel Celaá se expresa bastante mal. Se pierde en puntos menores y su punto de pedantería le incapacita para explicar el espíritu de la norma de forma medio coherente.
Se supone que, para este Gobierno, la formación profesional es una estrategia de país: ¿lo aceptaría la ministra Celaá para sus hijos? Porque sus nietos siguen yendo a colegios religiosos privados, donde ella estudió y donde ella dio clases.
Además, en España la universidad sigue siendo la aspiración de la mayoría de los jóvenes. Y no me parece mal.
José Manuel Rodríguez Uribes, que es ministro, saluda a la concurrencia con un buenas tardes a todos. Se olvida del “todas”, este chico no va a durar mucho en el Gobierno, Como no tiene ora cosa mejor que hacer, Uribes nos presenta la ley del dopaje que, como se sabe es el aspecto mas relevante del deporte actual.
Nos habla del deporte inclusivo, sobre todo el femenino, cuyas futbolistas pasan a ser profesionales. Todo sea por la igualdad. Pero se trata de otra trampa feminista. La verdadera igualdad es que no hubiera deporte masculino y femenino sino equipos mixtos. ¿Por qué no se hace así? Pues porque en lo único que el varón supera a la mujer es precisamente, en fuerza bruta así que en la mayoría de los deportes sale ganando, Los equipos mixtos serían el fin del deporte femenino. Lo de siempre: hombre y mujer, afortunadamente para ambos, no pueden ser menos iguales. Y la coña de los deportistas ‘trans’ así lo demuestra.
Ha sido el Consejo de Ministros del ridículo de Pedro Sánchez en la OTAN frente a un gringo grosero y senil llamado Joe Biden, hermano de progresía pero no primo. Y es que Roma, ni paga traidores ni es agradecido con el débil.