El martes por la mañana, Consejo de Ministros, será la prueba de fuego para el plan económico de Pedro Sánchez contra el coronavirus. Ya saben, los 200.000 millones de euros “movilizados”. Todos llevamos una semana preguntándonos qué entiende el señor Sánchez por “movilizar”
El Consejo de Ministros, tendrá que decidir qué porcentaje de cada crédito, hasta un máximo de 100.000 millones de euros, avalará el Estado. Los bancos son modestos: se conforman con el 100 por 100. Economía propone un 50% y aún así, ya tiembla. El agujero para el Estado puede resultar histórico.
La vicepresidenta Económica, Nadia Calviño, se encuentra cada vez más sola en un Ejecutivo de crisis que siempre marcha por delante de la sociedad española: en histeria, digo. Pues bien, Calviño trata de imponer un mínimo de lógica en la locura monclovita, donde hasta el antaño ortodoxo José Luis Escrivá, empieza a prorrumpir en grandiosas sandeces buenistas y los podemitas hablan de un aval del 100 por 100.
Guindos apuesta por una renta mínima. No es mala idea, con tal de que sea temporal
Y no lo duden, sí la decisión es sobre el 100 por 100, entonces sí que se cumplirá los propósitos de ‘movilización’ de Sánchez: se agotará la línea de 100.000 millones de euros y la morosidad de dichos créditos ser diez veces superior a la habitual… y con un poco de suerte el Estado se va a freír gárgaras.
A nadie menos que a Hispanidad le gusta la cultura de la subvención pública pero ante los grandes males, y el coronavirus lo es, preferimos la subvención al crédito. La subvención significa pérdida segura pero, al menos, la gente lo entiende, sabe de lo que estamos hablando y, sobre todo de cuánto estamos hablando. El crédito, por el contrario es engañoso. Por ejemplo, por lo antedicho: depende de la confesión del BBVA público para dos cosas: que realmente se agote la línea de crédito y para saber cuánto va a perder el Estado, o sea, el conjunto de los españoles. Que nunca se sabrá.
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, y el premier inglés, Boris Johnson, has apostado por la subvención. Me parece más atinado.
Mientras, Sánchez seguirá abogando por el engaño: por la “movilización de fondos”, que nadie sabe en qué dirección se hará.
Las subvenciones son mejor que los créditos blandos para tiempos de crisis, porque son más transparentes. Pero deben tener plazo de prescripción
Y seguirá apostando por comprar deuda pública de los países emisores… porque ningún inversor en su sano juicio querría comprar un bono europeo.
En el entretanto, el majadero de Pablo Iglesias ha solicitado un cambio de política económica en la misma y nefasta: dirección fabricar más dinero como solución a todos los problemas económicos, cuando lo que hay que hacer es fabricar bienes, productos y servicios. En otras palabras, volver a valorar la propiedad privada. Mucho me temo que esta política económica no la defiende nadie en la España del coronavirus, tampoco Vox, que es el único partido liberal en economía. Yo, al menos, no la he escuchado.
Pero volver a valorar la propiedad privada (más que la empresa privada), volver a premiar el esfuerzo y el mérito y, sobre todo, desmontar el Estado del Bienestar que nos ha llevado a la ruina, son las únicas vías para salir de la crisis del coronavirus,
Aunque, temporalmente, haya que instaurar la anti-liberal renta única garantizada. Pero, ojo, de forma transitoria y con la idea de, una vez termine la epidemia, dar un giro de 180 grados.
De la crisis económica del coronavirus se saldrá sólo reduciendo el sector público, tarea pendiente en Europa desde hace medio siglo
¿Será capaz de hacerlo un Gobierno sociopodemita? Naturalmente que no.
Lo mejor sería, cuando pase la crisis sanitaria, convocar nuevas elecciones.
Y lo mejor, también, sería que la derecha abandonara sus miedos y pensara un poquito en situaciones de normalidad. Eso también va por ti, Pablo Casado.