Convención Nacional del Partido Popular. A Pablo Casado le ha pillado el congreso a medio camino en la renovación de personas. Malo. De una parte, el marianismo representado ahora por la muy progresista Soraya Sáenz de Santamaría, vengativa ella y animada con las peores intenciones: que Casado se la pegue en la municipales para retomar el poder. Por otra, el aznarismo, que le anima a caminar por el sendero del centro-reformismo, un camino con tres años de vida: nunca llega a la próxima legislatura, siempre se diluye en la indiferencia y en la frustración. Se puede ser de izquierdas o de derechas pero nadie ha descubierto hasta hoy qué es el centro.
En el marianismo, tanto diagnóstico como terapia son malos, en el aznarismo el diagnóstico suele ser bueno, pero la terapia fatal… por la cobardía del sujeto agente.
Si el PP quiere neutralizar a Vox, deberá volver a sus raíces cristianas, no al centro-reformismo
Si Pablo Casado pretende refundar el PP tiene que resucitarlo, volver a sus raíces. Y sus raíces como la de toda derecha cristiana europea, eran cuatro: vida, familia, libertad y propiedad.
En primer lugar, vida: contra el aborto. Debe tener lugar la aplicación del principio básico a toda ideología cristiana en política: el hombre es sagrado, la humanidad algo menos.
Familia. Ahora mismo, la prioridad política de cualquier partido político debería ser aumentar la natalidad: estamos ante la muerte del país por consunción. Casado debería tener presente, antes que nada, que 2018 ha sido el primer año donde los fallecimientos en España han superado a los nacimientos.
En tercer lugar, la libertad. La progresía imperante ha impuesto la ideología de género, principal elemento liberticida de la izquierda actual, que encima se presenta como derecho y liberación. El ejemplo típico, aunque no el más importante, que ahora nos ocupa, es la injusta contra la violencia de género, que en su día aprobó el PP. Ahora Casado debe revolverse contra ella.
Presumiendo de centrista, sólo conseguirá ser absorbido por la socialdemocracia jacobina (Ciudadanos)
Propiedad privada, pero no la grande (pp) sino la ppp: propiedad privada pequeña. Hasta en el jacobinismo de derechas, aunque con económicamente socialdemócrata, o sea Ciudadanos ha cundido la adoración de lo público: sanidad pública, educación pública, es decir, lo opuesto a la meritocracia.
El PP es incapaz de decir: me gusta la educación privada, me gusta la propiedad privada. Porque la alternativa a la propiedad privada es el Estado servil, sea por plutocracia o sea por la asfixia de lo público sobre la persona. Capitalismo servil o socialismo servil son los dos enemigos de la libertad económica que otorga la propiedad privada convenientemente distribuida: la propiedad privada pequeña.
Resumiendo, si el PP quiere neutralizar a Vox, deberá volver a sus raíces, no al centro-reformismo. Presumiendo de centrista sólo conseguirá ser absorbido por la socialdemocracia jacobina (Ciudadanos). Todo el marianismo y buena parte del aznarismo intentará evitarlo. Porque, en el fondo, todos los principios anteriores se concretan en una vuelta a los principios cristianos que en su día ‘centraron’ al PP.
Casado deberá prescindir de sus viejos enemigos y de parte de sus nuevos amigos –por ejemplo de Javier Maroto y Dolors Montserrat– y enfrentarse a todo el marianismo y parte del aznarismo.