Ángel Corcóstegui no pierde el tiempo. Además de presentar libros como el de su amigo Manuel Medina, se ha convertido en el cobrador de morosos de la banca, y lo ha hecho a lo grande, esto es, dispuesto a convertirse en el referente -si es que aún no lo es- del negocio. Eso sí, lo ha hecho al más puro estilo de la casa: sin arriesgar más allá de las nóminas de los empleados.
El negocio es sencillo. Con la crisis, las carteras de morosos de los bancos engordaron como nunca antes lo habían hecho. Exbanqueros vieron la oportunidad: comprar a buen precio la deuda de sus antiguas empresas y cobrarla ellos. Por ejemplo, Alfredo Sáenz y la firma Carbonia Investments. Ahora bien, una vez comprada la deuda y asumir el riesgo que ello supone, el ex vicepresidente y CEO del Santander necesitaba contratar al brazo ejecutor, es decir, a una empresa dedicada a cobrar a morosos.
El marketing lo tiene asegurado: por el despacho de don Manuel pasan regularmente personas como Dolores Delgado, Baltasar Garzón, Alberto Núñez Feijóo, Fernando Andreu o el mismísimo Manuel Villarejo
Ahí es donde aparece el amigo Corcóstegui y su firma de capital riesgo Magnum Capital. En diciembre de 2018, el que fuera vicepresidente y consejero delegado del Santander Central Hispano (SCH) y director general del BBV, compró Lexer y en marzo de este año se hizo con Cobralia, un gigante del sector con una deuda superior a 5.200 millones de euros de unos 530.000 expedientes. En el momento de la compra, Cobralia contaba con más de 200 empleados, que se unieron a los 200 que tenía Lexer.
Todo esto bajo el paraguas de Medina Cuadros, el despacho de abogados de su gran amigo Manuel Medina. El marketing lo tiene asegurado: por el despacho de don Manuel pasan regularmente personas como Dolores Delgado, Baltasar Garzón, Alberto Núñez Feijóo, Fernando Andreu o el mismísimo Manuel Villarejo. Sí, Corcóstegui quiere hacerse con el monopolio de los recobros.