Si no fuera trágico sería para reír. El presidente del gobierno ha caído este jueves 26 en un mariachi de escándalos, ridículos y bulos, una monumental chapuza, o conjunto de chapuzas entrelazadas que en otro momento supondría una inmediata presentación de dimisión. Pero tranquilos, Sánchez no dimite. Es resistente y resiliente. Sobrevivirá a este jueves de ridículo porque don Pedro no se va, hay que echarle.
Your browser doesn’t support HTML5 video
El día comienza con una partida de los famosos tests rápidos para coronavirus, esos test que Sánchez aseguraba eran importantes y que, más importante aún, estaban homologados. Pues bien, resulta que no eran fiables y que ha habido que devolverlos.
Caradura china: asegura que no es culpa suya. El Gobierno español se lo compró a un fabricante no homologado
Naturalmente provenían de China, el país que originó el Coronavirus y que ahora se está enriqueciendo vendiéndonos material sanitario contra el Covid que, casualmente, ya tenían preparado.
Pero tratándose del PSOE la chapuza tenía que ir acompañada de la mentira. Moncloa, llega más allá que los caraduras chinos y emite un comunicado en el que asegura que el producto fallido no era chino sino español. ¿Y por qué iban los chinos a decir que no habían homologado un producto español? Al final, alcanzaron que no, que el fabricante era chino y el distribuidor español. Suma y sigue.
Pero el día ha sido largo en Moncloa tras la chapuza de los test. Tras meter la pata con los esperados test rápidos, Moncloa se mete en un enredo de comunicación: se le acusa a la Secretaría de Estado de Comunicación, que preside Miguel Ángel Oliver de crear perfiles de periodistas para apoyar la Gobierno en sus tesis sobre la próxima victoria sobre el coronavirus y acerca de las bondades del arresto domiciliario, es decir confinamiento decretado por don Pedro Sánchez.
A lo mejor es este uno de los bulos a los que se refiere el comisario José Angel González y contra los que con tanto esfuerzo lucha el Gobierno.
Encima, tras meter la pata, Moncloa se mete en un enredo de comunicación: se le acusa de crear perfiles falsos de periodistas para apoyar al Gobierno. Por cierto, ¿eso es es un bulo?
Más. Moncloa sigue extendiendo la histeria, apoyado por comunidades, ha cerrado la Mascarilla 19, la contraseña contra la violencia machista. Así que, en lugar de exonerarles del confinamiento lo que han hecho es un algo sutilísimo: la maltratada se va a la farmacia de la esquina y le dice al boticario, con expresión estudiada, como la de James Bond: “Mascarilla 19”. Contraseña utilísima que llevará al mancebo a poner en marcha un curiosísimo mecanismo para detener al hombre y enchironarle. Eso sí, con mascarilla.
Lo malo de Sánchez no es que no dimita, sino que no cambia
Ciertamente, si no estuvieran muriendo muchos españoles las historias de las chapuzas Sánchez serían para reír. Y lo malo de Sánchez no es que no dimita, es que no cambia. Es un experto en sublimar el ridículo.