El asunto es gravísimo. El gobierno italiano de Giuseppe Conti, populista y de izquierdas, ha decidido prohibir la celebración de eucaristías en todo el país. No se trata, como afirma el inefable Lorenzo Milá, de suprimir bodas y funerales, sino de suspender hasta el 3 de abril todo tipo de Eucaristía. Y no solo en la zona 'cerrada', 16 millones de personas alrededor de la Lombardía, sino en todo el país.
Vivimos un ataque directo contra la Eucaristía… que es, según muchos místicos, señal inequívoca de la Gran Tribulación
Es decir, una medida de mucho más alcance de lo que se está diciendo y que, además, ha sido aceptada por la Conferencia Episcopal italiana. Aquí tienen el texto:
En él los prelados italianos aseguran que la medida es muy dolorosa, pero que tienen que aceptarla por razones de salud pública. Una verdadera tontería, dado que otros muchos establecimientos abiertos al público no suspenderán sus actividades.
En cualquier caso, una censura de un Gobierno a una Iglesia, de tal calibre no se había visto jamás en Europa desde final de la Segunda Guerra Mundial.
Y, ojo, están mintiendo como bellacos, los medios españoles están hablando de prohibir bodas y funerales, pero los obispos italianos aclaran que la medida de Giuseppe Conte afecta a todas las misas y en todo el territorio. Eso es lo que se llama una imposición canallesca y, encima, embustera: un ataque directo contra la Eucaristía.
Recuerden a Juan Pablo II: la Iglesia vive de Eucaristía. Y al Papa Francisco: “La Eucaristía hace la Iglesia”
Y en España, que puede seguir el mismo camino, la Conferencia Episcopal no ha prohibido ninguna actividad y tan sólo ha recomendado algunas medidas. Ahora bien, entre esas medidas, insisto, sólo recomendadas, no figuraba la obligación de comulgar en la mano y no en la boca.
Sin embargo, algunos clérigo-cervatana han decidido ampliar las recomendaciones y convertirlas en prohibiciones mondas y lirondas. Observen ustedes estos dos documentos: En primer lugar el texto de la Conferencia Episcopal Española.
A continuación, la interpretación que han hecho algunos párrocos. Han convertido una recomendación en una orden.