Por todo lo alto celebraban los mercados los buenos datos de paro en Estados Unidos publicados esta semana. La bolsa neoyorkina se tomó ayer un descanso como anticipo de la celebración este sábado del 4 de julio, y el jueves cerraba con un subidón considerable de sus principales índices. Subidón del que se contagiaron las bolsas europeas porque, una hora antes del toque de campana en Wall Street se conocía que el desempleo caía hasta el 11,1% en el mes de junio, un dato mejor de lo esperado, y que el país, además, había creado 4,8 millones de empleos

La reapertura de la actividad está dando sus frutos, aunque sea a costa de un repunte de los contagios de coronavirus. La economía de Estados Unidos muestra una vez más su agilidad y su cintura. Crea empleo cuando mejoran las condiciones con tanta rapidez como lo destruye en los peores momentos de la crisis. Es así de sencillo y de complicado a la vez. 

Con las cifras dadas a conocer por el Departamento del Trabajo, el país ya ha recuperado un 35% de los más de 23 millones de empleos destruidos desde que comenzó la crisis del coronavirus. En febrero de este año la tasa de paro se situaba en el 3,5%. Casi, casi pleno empleo.

El mercado laboral español, que goza de una mayor protección de los trabajadores, se ve siempre seriamente golpeado por las crisis, sea cual sea su origen y sus características

 “Nuestra economía está rugiendo de vuelta, está volviendo muy fuerte”, decía  Donald Trump. “EEUU ha creado casi cinco millones de empleos en el mes de junio, destrozando todas las expectativas. Es la mayor ganancia de empleos en un mes en toda la historia”.

En el otro extremo, advertencias como estas: el aumento de las infecciones por COVID-19 obliga a determinados Estados a detener o incluso revertir los procesos de reapertura; los fondos del Programa de Protección se están agotando; los Gobiernos estatales y locales se están viendo obligados a seguir recortando empleos para equilibrar sus presupuestos….y  si no se abordan estos desafíos con urgencia”, aseguran algunos expertos, la recuperación podría ser más lenta y difícil de lo necesario.

Pero eso no le agua la fiesta a su presidente del país más competitivo del mundo, porque los datos están ahí, con un mercado laboral prácticamente desregularizado en el que un trabajador puede ser despedido en cualquier momento y sin una razón justificada lo que supone que su tasa de desempleo sea una de las más bajas del mundo.

Todo esto tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo, las vacaciones marcan la distancia que separa Europa de Estados Unidos en materia laboral. EEUU es el país industrializado con menos días de vacaciones: solo 10 al año. Menos de la mitad de los días garantizados en España. Estados Unidos es, también, la única nación de la OCDE donde las vacaciones pagadas no están garantizadas, ni tampoco la baja por maternidad.

Pero volviendo a la situación actual, mientras en EEUU prefieren seguir aplicando los principios del libre mercado, el subsidio por desempleo parcial, la reducción de jornada o los famosos ERTE se extienden por el Viejo continente y por España, claro está.

Estados Unidos muestra una vez más su agilidad y su cintura. Crea empleo cuando mejoran las condiciones con tanta rapidez como lo destruye cuando empeoran

Nuestro mercado laboral, que goza de una mayor protección de los trabajadores, se ve siempre seriamente golpeado por las crisis, sea cual sea su origen y sus características, lo que siempre se ha atribuido a su excesiva rigidez.

Los últimos datos publicados confirman que el empleo no despega, como si lo ha hecho en los EEUU. Si en febrero nuestra tasa de paro si situaba en el 13,6%, en junio se coloca en el 14,5% y subiendo. La crisis del Covid ha hecho que un mes tradicionalmente bueno por la preparación de la temporada de verano, sea un mes absolutamente atípico y malo. La recuperación de la afiliación media se mantiene a duras penas, y el paro sigue al alza hasta superar las 3.862.000 personas,una subida que no se veía en el sexto mes del año desde 2008, pese a que este mes coincidía ya con la recta final de la desescalada y el comienzo de la bautizada como nueva normalidad. La reactivación, eso sí, ha hecho que 1,1 millones de trabajadores sujetos a expediente de regulación temporal de empleo, ERTE, se reincorporen a su puesto de trabajo.