Horst Seehofer, el ministro alemán de Interior y presidente de los conservadores bávaros, se enrocó este domingo de forma agónica sin aclarar si cede ante la canciller, Angela Merkel, y acepta el acuerdo europeo sobre inmigración o si mantiene su reto unilateral, poniendo en riesgo al Gobierno alemán, informa La Vanguardia.
Las diferencias entre la CSU bávara y su hermana nacional, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, en torno a la cuestión migratoria han derivado en una de las mayores crisis en los doce años de Merkel al frente de Alemania.
La reunión de Seehofer con la cúpula de su Unión Socialcristiana (CSU) comenzó en Múnich (sur de Alemania) el domingo a las 15.00 hora local (13.00 GMT) y quedó suspendida sobre las 23.00 hora local (21.00 GMT), cuando el líder bávaro se trasladó a su despacho con su círculo más cercano para seguir analizando la cuestión.
Según medios alemanes, Seehofer llegó a plantear durante la reunión, que se dio por terminada hacia la una de la madrugada, su dimisión tanto del cargo de ministro como de la presidencia de la CSU, pero varios dirigentes del partido se opusieron a este paso.
Merkel, por su parte, convocó a la dirección de la CDU en la sede del partido, en Berlín, a la espera de la decisión de Seehofer, pero tras más de siete horas aguardando la respuesta bávara pospusieron su reunión hasta las 8.30 hora local (6.30 GMT) del lunes.
La crisis se originó cuando Seehofer amenazó hace semanas a Merkel con cerrar de forma unilateral las fronteras a los inmigrantes
Según la televisión regional ‘Bayerische Rundfunk', Seehofer estaría explorando la posibilidad de viajar el lunes a Berlín con varios miembros de su partido para tratar de lograr in extremis un compromiso con la canciller.
La crisis se originó cuando Seehofer amenazó hace semanas a Merkel con cerrar de forma unilateral las fronteras a los inmigrantes ya registrados en otros países europeos, a lo que la canciller respondió comprometiéndose a alcanzar con los socios europeos una solución común de resultados equivalentes.
Entonces la canciller arrancó al resto de los 28 un acuerdo para frenar estos flujos de peticionarios de asilo dentro de la UE -la denominada migración secundaria- en la pasada cumbre europeo, además de llegar a acuerdos bilaterales con una docena larga de países para acelerar las devoluciones de inmigrantes.
Pero el líder bávaro no comparte esta opinión, considera insuficiente lo acordado, y está ahora ante la disyuntiva de cumplir su amenaza y cerrar las fronteras -lo que supondría un terremoto político en Alemania y Europa- o ceder y dañar de forma irreversible su credibilidad.
Si cierra las fronteras, Merkel se vería obligada a destituirle -porque ella se ha negado tajantemente a esa medida- y entonces lo más probable es que la CSU se retirase del gobierno, dejando a la canciller en minoría.