A pesar de que la ministra más pundonorosa del Gobierno Sánchez, la andaluza María Jesús Montero, asegura que acabarán la legislatura con Presupuestos o sin ellos, lo cierto es que la situación, y el ánimo, ha cambiado en Moncloa tras los sucesivos escándalos. Y es que dar lecciones de honradez en la oposición es fácil y resulta barato, pero ahora, tras las historias de los diez ministros-negritos, que van cayendo, uno a uno, por amaños, apaños y desmaños, ha convertido al presidente Sánchez en carne de ‘memes’ interneteros, que terminan en pitorreo popular. Sánchez ha pasado de la grandeza al ridículo en tiempo récord.
Ahora, Sánchez pasea por el alambre e intenta no convocar elecciones… mientras alienta la eutanasia
Apenas cuatro meses después de llegar a Moncloa, contemplar ahora la ‘pose honesta’ del Pedro Sánchez, obligado a lanzar una moción de censura contra “el Gobierno más corrupto de Europa” provoca una cierta risión. Vamos que, en 100 días, Sánchez ha pasado de la gravedad al ridículo. Y ya saben que, según la vieja receta de Chesterton, “el demonio se precipitó a los infiernos por la fuerza de la gravedad”.
Ojo, Pedro Sánchez ya no es rehén de Pablo Iglesias, sino de los separatistas catalanes y vascos (incluido el PNV).
No olvidemos que socialistas y, sobre todo, comunistas, siempre han sido centralistas. Además, a Iglesias se le ‘rebelan’ las alcaldesas Colau y Carmena.
Dicho de otra forma, Iglesias se ha convertido en el eslabón más débil del entramado neocomunista de Podemos, los ‘barones’ regionales y hasta locales se han dado cuenta de ello. Iglesias ya solo pude sacar de Sánchez, sino un dejar huella en el Boletín Oficial del Estado (BOE). No puede vetarle sino aliándose con PP y Ciudadanos.
Moncloa ya no es rehén de Iglesias, sino de los separatistas catalanes y vascos
Sánchez, por su parte, sabe que solo podrá retener los votos de alguien tan como comunistas y separatistas, con el único nexo que les une: el anticlericalismo, la cristofobia. Por eso, mientras sopesa si convocar elecciones o no, el “guapo a secas” alienta cuestiones tan propias del espíritu español como dinamitar cruces cristianas o introducir el suicidio legal en lugar de los solidarios cuidados paliativos. Y es que lo único que une a socialistas, comunistas e indepes catalanes (insisto, y vasco-peneuvistas) es precisamente eso: su cristofobia.
Y así, intentando pagar la hipoteca a independentistas sin asustar a sus votantes moderados, Sánchez sobrevive partido a partido, entre amaños, apaños y desmaños, entre escándalos de mayor o menos intensidad, soluciones eternamente aplazadas y majadería separatista creciente. Se niega a convocar elecciones porque sabe que nada cambiará y volverá a ganarlas por la mínima… o a perderlas frente a Pablo Casado. Pero el problema de esta situación no es que tus aliados te obliguen a salvar una bola de partido cada día: el problema es que tú mismo no aguantes la tortura de hundirte en el ridículo, con mofa, escarnio y ludibrio generalizados. Vamos, cuando te has convertido en carne de ‘memes’ interneteros.