- El paripé político ya está en marcha: Almaraz va a presentar la solicitud para operar más allá de los 40 años.
- Y detrás irán el resto de centrales nucleares en activo: Vandellós, Cofrentes, Ascó y Trillo.
- En este escenario, Garoña se convierte en una anécdota. El Gobierno espera protestas sociales... y poco más.
- Y en paralelo, el cementerio nuclear es más posible después de que el TS tumbara el 'no' de García-Page.
El ministro de Energía,
Álvaro Nadal, no hace ascos a la
energía nuclear, sino que más bien apuesta decididamente por ella. Y es que como vimos hace unas semanas, la energía nuclear
es imprescindible en España porque produce el 21,38% de la luz y contamina poco (bajas emisiones, aunque el problema son los residuos).
El paripé político ya está en marcha. Pero lo cierto es que en la
planificación energética del Gobierno para 2015-2020, presentada en mayo de 2015, se decía que se mantendría la potencia actual, "considerando la puesta en servicio de nuevo de la central de S. M. de
Garoña en 2016". Recuerden que la central nuclear burgalesa (
en la imagen) lleva cerrada desde 2012 y está gestionada por la sociedad
Nuclenor, propiedad de
Endesa (50%)e
Iberdrola (50%).
La fecha no se ha cumplido, pero las cosas podrían cambiar en breve. Hace unas semanas, la dirección técnica del
Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) consideró que Garoña es
viable y en el pleno de este miércoles, ha aprobado su
reapertura. Claro que el
Gobierno es quien tiene la última palabra, pero Nadal señaló el pasado martes que el dictamen del CSN es "básico para cualquier decisión". Es decir,
blanco y en botella: el CSN da el visto bueno a la reapertura, el Gobierno también lo dará. Una reapertura, condicionada a
inversiones, claro está, que sienta precedente: se avala que una planta opere más allá de los 40 años y desliga la revisión integral de seguridad (que se efectúa cada diez años) del aval para operar (otorgado para 14 años).
Por ello, conviene mencionar la central nuclear de
Almaraz (Cáceres), que es propiedad de
Iberdrola (52,6%),
Endesa (36%) y
Gas Natural (11,3%). Y es que va a presentar la solicitud para operar más allá de los 40 años, pues su plazo vence en 2020. Previsiblemente, detrás irán el resto de centrales nucleares en activo:
Vandellós (Tarragona),
Cofrentes (Valencia),
Ascó (Tarragona) y
Trillo (Guadalajara). En concreto, la de Vandellós vence también en 2020 (como Almaraz); las de Ascó y Cofrentes, en 2021; y la de Trillo, en 2024.
En este escenario,
Garoña (Burgos) se convierte en una anécdota… tiene menos potencia, el último año que operó sólo generó un 6% de electricidad
y el Gobierno espera protestas sociales. Almaraz tiene mucha más relevancia: es la más potente y en 2015 generó el 29,2% de la energía nuclear que se produjo en España. Aunque la central cacereña ha causado problemas con
Portugal por la construcción de un nuevo almacén de residuos y el posible alargamiento de su vida útil, que han llegado a
Bruselas.
Y en paralelo, el almacén nuclear (
ATC) para
residuos nucleares de Villar de Cañas (Cuenca) es más posible después de que el Tribunal Supremo (TS) tumbara el 'no' de
Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Castilla-La Mancha. Eso sí,
el CSN aún debe dar tres autorizaciones más.
Todos estos movimientos reflejan la apuesta por la energía nuclear en nuestro país, donde es imprescindible, pues genera una quinta parte de la luz y no depende del clima.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com