- Por eso propone una alianza entre la propiedad (el fondo británico) y los actuales gestores.
- Sólo así puede llegar al objetivo de que la acción se revalorice un 100% este año para pagar el 'bonus' a los directivos.
- Claro que ese meta pasa, no por el beneficio o ingresos, sino por impulsar el valor (con extraordinarios).
- ¿La excusa?: los minoritarios, que podrán vender -salir a buen precio-, aunque no comprar para vender, como CVC.
- Y la ministra Tejerina, para no variar, se mantiene al margen.
Las propuestas aprobadas ayer lunes por la
Junta de Accionistas de Deoleo marcan un punto de partida para la aceitera por dos cuestiones. Está, por un lado, la conocida
reducción de capital y del
valor nominal de las acciones (223 millones y de 0,38 a 0,10 euros, respectivamente), y por otro, el
bonus prometido a los directivos, condicionado, ahí es nada, a que la acción cotice a finales de 2017 un 100% por encima de lo que cotiza ahora.
Ese
incentivo, "de carácter extraordinario y no consolidable", está recogido en el
punto 12 del orden del día y pretende motivar a "determinados empleados y miembros del equipo directivo" para que la acción recupere "el
valor real en el medio plazo".
Meta ambiciosa, desde luego, porque los títulos deberían cerrar el año a un precio de 0,395 euros, el mismo que pagó el fondo de capital riesgo en la
OPA de diciembre de 2014. Este martes la cotización sigue en el cierre de ayer, 0,19 euros. Multipliquen.
Obviamente, lo que CVC está proponiendo, desde la
mayoría del 50,01% con la que controla la aceitera, es lo más parecido al desguace que se avecina en la empresa, eso sí, una vez concluido "el proceso de reestructuración", indisimulada disculpa a la que se acogió
Rosalía Portela para presentar su dimisión sin cumplir ni un año en el cargo.
La opción que plantea es tan sencilla como una alianza entre la propiedad (el fondo británico) y los actuales gestores, a los que se premiaría durante cinco años "con entrega de
opciones sobre acciones" o "referenciados al valor de cotización de la acción", a medida que CVC vaya vendiendo.
Y, además, el fondo marca un "precio mínimo" de referencia, que
permitiría a CVC ir saliendo a medida que va ganando sobre el precio de cotización al que compró la aceitera que no ha sabido gestionar.
Hablamos por tanto de incentivos que nada tienen que ver con los
bonus habituales, dependiendo de la referencia que se tome (el aumento del
beneficio, el
Ebitda o la
cifra de negocios). Pues no. Esta vez la referencia en el valor en
bolsa, y eso, en condiciones normales sólo se consigue por una vía: los
extraordinarios.
Dicho de otro modo: con ventas parciales de
activos o
marcas. Deoleo tiene varias de renombre en cartera, como
Koipe,
Carbonell,
Hojiblanca o
Berolli, pero no son las únicas:
hay bastantes más. Eso o seguir descapitalizándola vendiendo activos.
La excusa tomada son los
accionistas minoritarios, que verán subir las acciones en bolsa si se cumplen los objetivos del equipo directivo, lo cual tiene una
trampa implícita. CVC compró Deoleo como una inversión -no es la única; también está en
Cortefiel, por ejemplo, de la que no sabe cómo desahacerse- y compró, práctica habitual en los fondos de riesgo, para vender. Un accionista, sin embargo, compra, pero no por amor o solo para especular, sino para cobrar dividendo. A CVC le importan poco, como los trabajadores. Lo importante, el valor de cotización.
Los accionistas minoritarios
intervinieron en la junta, aprobaron seis puntos del orden del día, se abstuvieron en el resto y votaron en contra del punto 12, sobre el
esquema de remuneraciones.
La
pregunta que plantearon entra dentro de toda la lógica: "¿Por qué debería pagar
Deoleo un
bonus, en función de que uno de sus accionistas [o sea CVC] venda a uno u otro precio?
Y partir de ahí venían las peticiones: "Les pido que velen por el negocio, no por los intereses de uno de sus accionistas actuales".
"Les pido que no tomen nunca una decisión que beneficie a un accionista en detrimento del resto, porque eso perjudica al negocio y a su credibilidad ante el mercado".
Pero CVC va por otro lado, y la ministra de Agricultura,
Isabel García Tejerina, por el suyo. O lo que es lo mismo,
el Gobierno deja la estratégica aceitera en manos de un fondo de riesgo y, a pesar de las dudas sobre la gestión de CVC, no entrará en el capital. Ojo, con todo lo que deje de desear el conocimiento que pueda tener un fondo de riesgo, sin arraigo, en un sector como el
aceite de oliva.
Deoleo, además,
no produce aceite, sino que compra y pone en una u otra marca, lo cual incide su vez en un sector estratégico, el del aceite, con su amplio recorrido del campo a la mesa, pasando por el supermercado.
Rafael Esparza