Carlos Torres y Onur Genç se han empleado a fondo este jueves, durante la rueda de prensa telemática, para explicarnos que, tanto los 2.084 millones de euros destinados al deterioro del fondo de comercio de la filial de EEUU, como los 1.433 millones provisionados por el coronavirus son meros “apuntes contables”, es decir, no suponen salida de dinero ni merma de ingresos.
Eso es cierto, pero sólo en parte, porque ya han pasado muchos años desde que el banco comenzó a operar en EEUU. En otras palabras, admitiendo el deterioro del fondo de comercio -no es la primera vez: en 2019 también sucedió otro tanto-, lo que están diciendo es que la filial en EEUU es una castaña, que no vale su valor en libros. ¿Es un apunte contable? Sí, pero nos está diciendo que no funciona. Y si el deterioro es tan grande y desde hace tantos meses significa que va todavía peor.
Los inversores lo saben y el castigo al BBVA en bolsa ha sido considerable: ha caído un 5,5%, con el Ibex en -1,89%.
Dos apuntes antes de entrar en los números. El banco terminará 2020 con 600 empleados y 160 oficinas menos, como estaba previsto. Ni siquiera el coronavirus, ni la prioridad de preservar el empleo en estos momentos tan complicados (Torres dixit), van a modificar la estrategia del banco en lo que a los RRHH se refiere.
En Hispanidad hemos explicado que, entre el Gobierno y Carlos Torres, no es que haya una mala relación, es que ni siquiera existe. El presidente del banco, no obstante, ha afirmado que la coordinación con los ministerios de Sanidad y de Exteriores ha sido perfecta y ha permitido traer a España material sanitario de primera necesidad.
La entidad destina 2.084 millones de euros por el deterioro del fondo de comercio de la filial norteamericana, que se suman a los aportados durante 2019. Traducido: el banco en EEUU es una castaña
Vamos con los resultados: BBVA ha entrado en pérdidas al cierre del primer trimestre de 2020. Y unas pérdidas que no son pequeñas: 1.621 millones de euros, como consecuencia del deterioro del fondo de comercio en EEUU por importe de 2.084 millones de euros. Si lo comparamos con los resultados que dio al cierre del primer trimestre de 2019 (1.416 millones de beneficios), nos da una barbaridad: -214,5% (sí, porque ha perdido todo el beneficio y se ha metido en pérdidas). La cosa es grave pero no tanto.
Los márgenes de BBVA no son malos. El primero, el de intereses, de 4.566 millones de euros, es un 3,8% más alto que el del primer trimestre de 2019, y un 3% más bajo que el del último trimestre de 2019. Esta última comparación es la preocupante, porque nos indica que el margen que soporta toda la cuenta de resultados ha comenzado a caer.
El segundo margen, el bruto, que incluye al anterior más los beneficios derivados de las comisiones y de operaciones en los mercados financieros, asciende a 6.484 millones de euro y sube un 7,2% respecto del primer trimestre de 2019 y +1,3% respecto del cuarto trimestre de 2019. Y eso a pesar de que los ingresos por comisiones han caído en este trimestre, tras el máximo alcanzado en el inmediatamente anterior.
Si nos vamos al último margen, el neto, la cosa mejora aún más. Los 3.566 millones de euros cosechados en el primer trimestre de 2020 superan en un 14,1% a los del primer trimestre de 2019 y en un 7,5% a los del último trimestre de 2019. Por cierto, este margen soporta los gastos de personal que han caído un 6,2% en el último trimestre.
Entonces ¿por qué tantas pérdidas? Pues por lo que viene detrás de este margen y por cierto sentido de la oportunidad a la hora de reconocer deterioros adicionales. La entidad le ha metido correcciones adicionales al valor de sus activos por 3.517 millones de euros, de los que 1.433 millones de euros son por morosidad y 2.084 por el deterioro del fondo de comercio antes comentado. Ambas correcciones de valor son de las que pueden esperar a información financiera auditada (que se hace en los cierres de junio y diciembre) y máximo en un estado de incertidumbre, pero los gestores de BBVA han sido prudentes y, sobre todo, oportunos. Este cierre de marzo, por las circunstancias excepcionales en que estamos, lo aguanta todo si tus números van bien y no aguanta nada (caso Naturgy) si van peor.
Pero vamos a la morosidad: 3,6% en el primer trimestre de 2020 y 3,8% en el último de 2019. Está bien, pero está mejor la tasa de cobertura: 86% y 77% respectivamente. Este esfuerzo por cubrir ya las posibles pérdidas de la cartera morosa (es de lo que nos habla la tasa de cobertura) cuesta y mucho: 2.575 millones de euros en un trimestre, 1.433 millones de euros más de lo habitual que les decía antes.
Se resienten, con esta decisión, muchas cosas en el inicio del ejercicio: el ROA o rentabilidad de los activos (del 0,82% pasa al 0,26%), el ROE o rentabilidad de los fondos propios, que es la que importa al accionista (del 9,9% al 2,4%) e, incluso, la solvencia (del 11,74% al 10,84%, CET 1 fully loaded). Pero la eficiencia, con ese recorte a la masa salarial, mejora y así, el ratio de eficiencia pasa al 45% desde el 48,2% del anterior trimestre. Todo ello va a afectar mucho a la capacidad de remunerar al accionista en los próximos trimestres, pero, sin duda, aumenta la fortaleza del banco a largo plazo. Pero claro, ya saben: la capacidad de este extraordinario trimestre de ser un razonable predictor del futuro inmediato es muy limitada. Es lo que tienen las crisis.