A la vista de los malos resultados del segundo trimestre, Netflix se estanca (menor ganancia y menos nuevos suscriptores) y lo hace con una deuda de locura que no se le permite a otras muchas compañías en otros países: su apalancamiento es del 46,5% sobre el beneficio. Las cifras provocan una caída en bolsa del 11% y todo ocurre en el peor momento posible, justo cuando la competencia en streaming no hace otra cosa que crecer.
El beneficio neto de la compañía que tiene como CEO a Reed Hastings ha bajado en un año un 30%, hasta los 271 millones de dólares (unos 241 millones de euros). Mientras, la deuda ha ascendido a 12.594 millones de dólares (unos 11.221 millones de euros), lo que supone 4.200 millones más (3.200 millones de euros) que hace un año). Por su parte, los ingresos han bajado un 34%, situándose en 4.923 millones de dólares (4.386 millones de euros).
Pero la gran decepción ha estado en la captación de nuevos suscriptores: Netflix esperaba llegar a cinco millones de personas, pero sólo ha logrado aumentar la cifra en 2,7 millones. Por tanto, el segundo trimestre le ha ido peor de lo previsto porque cuando publicó las cifras del periodo enero-marzo, preveía aumentar un 26% los ingresos y lograr cinco millones de nuevos suscriptores, pero esto no ha sucedido. Por tanto, se coloca en una peor posición frente a los rivales: Disney, Amazon, HBO y las telecos están más cerca de quitarle el chollo.