Por ahora, en la Casa Blanca no se ofrecerán sacrificios humanos a la Diosa Gaia, la Madre Tierra, la Pachamama. O puede ser que se conformen con los 70 millones de abortos que se perpetran en el mundo cada año, en parte financiados por la Administración norteamericana.
Pero el jueves 22 de abril, Joe Biden, un fracaso tras otro en la esfera internacional, se dio un baño de gloria con la mayor campaña de propaganda desde que accedió a la Presidencia.
Joe decidió apuntarse al Cambio Climático con el anuncio de que, en 2030, Estados Unidos habrá reducido sus emisiones a la mitad y en 2050 habrá alcanzado la neutralidad climática. Todos los medios de comunicación del mundo, de izquierdas y de derechas, se apresuraron a aplaudir, con entusiasmo, al gringo.
Ha comenzado una nueva era, aseguran los verdes: descarbonizar y electrificar: ¿saben lo que cuesta eso?
La campaña de propaganda fue global, porque, telemáticamente claro está, para cumplir las normas sanitarias que agobian a la humanidad, los líderes de Estados Unidos, Europa, China, Rusia, etc, comparecieron por teleconferencia. La telamática: un instrumento muy útil para comprometerse con cualquier principio políticamente correcto sin que el compromiso implique cumplimiento.
Además, ¿qué es reducir emisiones al 30, 50 o 100% cuando ni tan siquiera sabemos lo que estamos diciendo y ni tan siquiera sabemos medir su cumplimiento, convertido en un cumplo y miento?
El cambio climático se parece mucho al Covid: compromisos de futuro que agobian a la humanidad en presente. Ojo, cambio climático y virus Covid son dos realidades innegables… que gobiernos y fondos de inversión utilizan para imponer un robo y un totalitarismo globales. Y esto segundo, también es innegable.
A ver, ¿alguien ve al Partido Comunista chino auto-mutilándose en su portentoso y totalitario crecimiento económico, que les ha llevado a la primacía mundial? ¿En serio? ¿Alguien ve a Xi Jinping preocupándose por reducir su industria o su modo de vida para cumplir el Acuerdo de París? ¿En serio?
Curioso: se nos castiga con la desforestación del planeta pero nadie propone… reforestar el planeta. Sólo hablan de des-industrializar el mundo. O sea, de arruinar a la humanidad
Sin embargo, Joe Biden, como buen demócrata, un desastre en política internacional, vivió ayer jueves, 22 de diciembre, una jornada de gloria.
No se postró ante la nueva diosa, la Diosa Tierra, Madre Gaia, porque su provecta edad le impide doblar el lomo con la elegancia debida pero como buen católico progre, Biden se nos ha vuelto panteísta, y eleva sus preces al Planeta tierra.
Lo del jueves 22 de abril de 2021 fue un verdadero aquelarre global en el que Biden ha escondido todos sus fracasos de tres meses, que ya empiezan a ser demasiados: inmigración, la nueva guerra fría con Moscú, la cesión comercial y militar ante Pekín, Irán, etc.
Vamos con las medidas concretas: ¿en qué consiste el Acuerdo de París sobre cambio climático? Pues consiste en encarecer la energía y con ello deteriorar, en nombre del planeta, la vida de la población… de este planeta. La energía verde es cara y la energía más barata, la energía nuclear, que no contamina, ha pasado a ser tabú. ¿Energía barata? Esa, la energía nuclear. Y la investigación sobre fusión nuclear, la energía definitiva, no contaminante y barata, está paralizada.
Biden ofició como gran sacerdote mundial en el Día sagrado de la nueva religión del cambio climático: el panteísmo, que en el siglo XXI se concreta en sacrificar al hombre al medio ambiente, no al revés
Por cierto, los vendedores del desastre telúrico del calentamiento global, gente alegre, nos justifican sus medidas draconianas con el argumento visible de que estamos desforestando el Amazonas, pulmón de la humanidad. O nos hablan de coche eléctrico. Curiosamente, se habla de coche eléctrico y otros logros costosísimos, sólo rentables mediante subvenciones púbicas, es decir, más impuestos que, encima, destruirán millones de puestos de trabajo.
Sin embargo, nunca nos proponen reforestar el planeta. Es más, les cambio todo el Acuerdo de París por un acuerdo global para reforestar los cinco continentes. Me apunto.
Y no olviden que el día elegido por Joe Biden para hacer su vaporosa promesa climática fue “el día de la Tierra”, el día de la diosa Gaia, que exige sacrificios humanos. Ya lo dijo Scrooge: hay que reducir la población.
Es decir, Biden eligió el día sagrado de la nueva religión global del cambio climático: el panteísmo, que en el siglo XXI se concreta en sacrificar al hombre ante el altar del medio ambiente. Justo lo contrario de lo que ordena el Génesis: henchid la tierra y sometedla. El panteísmo sacrifica a la persona al equilibrio mediomabiental. Por contra, el cristiano sólo cuida el planeta para que pueda continuar sirviendo a las generaciones venideras… de hombres. Sólo por eso.
Bueno, y por gratitud hacia el Creador. Pero Cristo es compasivo, Gaia es vengativa. Cristo derrama su propia sangre por el hombre, Gaia exige sangre humana.
Enhorabuena Joe.