Miércoles tarde-noche. Rueda de prensa de la ministra de sanidad, Carolina Darias. El domingo me avisaron por la noche que el lunes tenía que vacunarme por la mañana. Naturalmente, sería con AztraZeneca, esa vacuna a la que Europa demanda por no cumplir los plazos pero de vez en cuando detiene su aplicación, porque no se fía de sus efectos secundarios. Es igual, el Gobierno Sánchez insiste en que tenemos que vacunarnos… con AstraZeneca mientras localizan a la señora Evidencia Científica (otro engañina de Moncloa) para que decida con criterios asimismo científicos, que no evidentes.
De las tres opciones que ofrecen sin ninguna explicación escogí rechazar. Se me ha pasado el turno.
Ya expliqué las razones por la que no me iba a vacunar, al menos por el momento.
1.Todas las vacunas, mucho más las ADN (AstraZeneca, Janssen, Sputnik, etc) han utilizado las líneas celulares desarrolladas en Holanda, a partir de bebés abortados. Las ARNm (Pfizer y Moderna) las han utilizado menos, no en la producción, sino en la comprobación. En cualquier caso, podían haber utilizado cultivos celulares a partir de células adultas o animales pero, miren por donde, tenían que utilizan cultivos procedentes de fetos abortados, en cualquier caso, de embriones humanos.
La Iglesia permite la vacunación a título de mal menor, pero es que a mí nunca me ha gustado el mal menor. Al menos, esperaré hasta que pueda elegir vacunarme con una que no haya utilizado embriones humanos.
Pero tampoco me vacuno por dos razones: por las mentiras que han rodeado a esta pandemia, que si no ha sido puesta en marcha sí ha sido aprovechada por los poderosos del mundo para someter a la población mundial -liberticidio como nunca antes lo había conseguido-.
Se puede hablar de ‘plandemia’, por los embustes que nos han ido contando y las zonas de sombra y los interrogantes de este virus. Ejemplo: ¿Es normal que las vacunas hayan llegado antes de los tratamientos? Que se sepa eso no ocurre jamás. Por ejemplo, las cifras no demuestran que a más contactos más contagios, ecuación que ha justificado todas las restricciones de libertades e incluso de derechos fundamentales.
La otra noticia es que, a partir del 10 de mayo, los gobiernos autonómicos, borregos adocenados, que siguen la pauta de Moncloa, impondrán prohibiciones por sí solitas y, de paso, acumularán el cabreo de la población… que cada vez anda más cabreada, aunque igualmente atemorizada.
De postre, palo de Carolina Darias a Díaz Ayuso. A Carolina no le gustan los toros, tampoco el fútbol, así que arrea a Díaz Ayuso por la corrida del domingo, precisamente ella, una socialista, es decir, miembro de un partido dedicado a decidir: enciérrate y arruínate.
¿Y que el público vuelva la fútbol? Peligrosísimo.
Es la historia del virus: prohibir, prohibir, prohibir. ¿Y con prohibiciones hemos vencido al virus? No parece.