El grupo Walt Disney ha logrado récord de resultados (beneficios, ganancias por acción e ingresos) en su año fiscal -cerrado el pasado 29 de septiembre-, según ha destacado su consejero delegado, Robert (Bob) Iger. Sin embargo, tiene grandes retos por delante para mantener dichas cifras: la fuerte competencia de Netflix, la falta de ideas y la integración de 21st Century Fox -adquirida al conservador Rupert Murdoch, dando lugar a unos extraños compañeros de viaje en el ‘negociazo’ del progresismo-.
En primer lugar, veamos las cifras. Walt Disney ha tenido un beneficio neto de 11.116 millones de euros en su año fiscal, un 40% más respecto al anterior, gracias al aumento de los ingresos en parques temáticos (+10%) y a la división de estudios de cine. La ganancia neta por acción se ha disparado un 47%, hasta los 7,376 euros y los ingresos han ascendido 52.889 millones.
Por negocios, medios de comunicación genera el 41% de los ingresos, parques temáticos sube su beneficio un 18% y estudios de cine, un 27%
Por negocios, destaca medios de comunicación: ha generado el 41% de la facturación (21.614 millones), al crecer un 4% y 5.846 millones (-4%) de ganancias. Le sigue la división de parques temáticos y resorts, con 17.904 millones (+10%) de ingresos y un beneficio operativo de 3.944 millones (+18%), y la de estudios de cine, con ganancias de 2.630 millones (+27%).
En el cuarto trimestre, Walt Disney ha disparado su beneficio neto un 33%, hasta los 2.049 millones y la ganancia por acción un 37%, hasta los 1,37 euros. Por su parte, la facturación entre julio y septiembre ha ascendido a 12.625 millones (+12%). Unos números que han permitido que el famoso Mickey Mouse celebrara con mucha alegría su 90º cumpleaños el pasado 8 de noviembre.
Falta de ideas: apuesta por seguir sacando tajada de 'La Guerra de las Galaxias' y sus clásicos animados versionados en carne y hueso
Y ahora pasemos a los retos. El principal es hacer frente a la fuerte competencia de Netflix, Amazon y compañía… para ello, la compañía que dirige Iger está preparando su propio servicio de streaming que lanzará en EEUU a finales de 2019 y se llamará Disney + (Disney Plus), según recoge Xataka. Después quiere expandirlo a más países, pero aún no hay nada concreto.
Pero la factoría de Mickey Mouse también enfrenta otro reto que no es baladí: la falta de ideas. Esto se ve muy bien en su apuesta por seguir sacando tajada de La Guerra de las Galaxias (planea una serie precuela de la película Rogue One: una historia de Star Wars para Disney +) y de sus clásicos animados. Estos últimos, como saben, están siendo versionados en carne y hueso: próximamente llegarán El regreso de Mary Poppins; Dumbo; Aladdín; El Rey León; Mulán; Merlín, el Encantador; y La dama y el vagabundo), pero seguro que la lista sigue creciendo, dado el éxito que han tenido las versiones de Cenicienta, Maléfica (basada en La Bella Durmiente, Blancanieves, Alicia en el país de las maravillas, El libro de la selva, y La Bella y la Bestia. Y a todo esto se suman los contenidos de la adquirida 21st Century Fox: la panteísta Avatar (que será otra saga) y los superhéroes de Marvel que le faltaban, entre otros.
En ideología, insiste en panteísmo, ideología de género y ocultación de Dios, aunque a veces sorprende gratamente hablando del valor de la familia
Precisamente, al hilo de esto último llega el tercer reto para Walt Disney: la integración de los estudios de cine y televisión de 21st Century Fox. “Estamos centrados en completar e integrar con éxito nuestra adquisición de 21st Century Fox y desarrollar más nuestro negocio directo al consumidor, incluyendo el anticipado lanzamiento de nuestro servicio de streaming de la marca Disney el próximo año”, ha detallado Iger.
Claro que ante estos retos también habrá que estar atentos a la ideología que rodea a la multinacional que dirige este empresario estadounidense de origen judío y que tiene a Qatar en su accionariado (compró los estudios Miramax en marzo de 2016). Y es que aprovecha los dibujos animados y su versión en carne y hueso o nuevas películas para insistir en aspectos como: el panteísmo (El Rey León, Pocahontas, Avatar), la ideología de género (Jungle Cruise será su primera película con protagonista gay) o la ocultación de Dios (huye de la trascendencia como de la pólvora); algo que se vio en Frozen, donde se prohibió la palabra Dios. Claro que de vez en cuando, Disney sorprende hablando del valor de la familia: en El Cascanueces y los cuatro reinos, que se ha estrenado recientemente. El rey de la animación nos ha salido cristófobo.