Parece que a The Walt Disney Company no le ha ido bien con Onward, el debut homosexual de Pixar, pues ha sido un fracaso de taquilla, pero quieren incrementar el compromiso LGTBQ+, lo que supone una muestra más de que tienen una agenda para representar a dicho colectivo. La multinacional le ha echado la culpa a la pandemia del coronavirus, aunque desde CitizenGO afirman que no tiene nada que ver con esto, porque su proyección fue previa a que estallara dicha crisis sanitaria.
Onward se estrenó el pasado 5 de marzo en EEUU y un día después, en España, fue prohibida en cuatro países (entre ellos, Qatar), y el cierre de cines por medidas de confinamiento no ayudó. De hecho, tenía previsto lanzar su formato digital y en streaming para el próximo julio, pero el contexto hizo que lo hiciera el pasado 20 de marzo, apenas dos semanas después de su estreno. Por tanto, la última película de Pixar es un ejemplo de que la audiencia familiar está dando la espalda a los contenidos fuertemente ideologizados por los que apuesta el gigante de ocio y entretenimiento.
‘Onward’ se estrenó el pasado 5 de marzo en EEUU y un día después, en España, y fue prohibida en cuatro países (entre ellos, Qatar)
El pasado 11 de marzo, en la Junta de Accionistas de Disney, Caroline Farrow, directora de campañas de CitizenGO en Reino Unido, le preguntó al CEO , Bob Chapek: “¿Qué mensaje tiene que dar a los cerca de 700.000 miembros de CitizenGO que le han escrito pidiendo que mantenga sus parques family friendly sin albergar eventos como el Orgullo Gay?”. Y la respuesta de Chapek no fue baladí: “Queremos incrementar nuestro compromiso en esta área, representar a nuestra audiencia y contar historias que nuestra audiencia quiere escuchar y que refleja sus vidas”. Como recoge este vídeo.
Al fracaso de taquilla de Onward, se suman unos malos resultados en su segundo trimestre fiscal (enero-marzo) por el coronavirus. El gigante de ocio y entretenimiento ha desplomado su beneficio neto un 91%, hasta los 440 millones de euros, y el resultado operativo (Ebit) se ha reducido un 37%, situándose en 2.237,4 millones.
Por su parte, los ingresos han ascendido a 18.009 millones (+21%), con crecimientos en tres de sus cuatro negocios. Los de la división de servicios directos al consumidor (incluye las plataformas de streaming Disney+, Hulu y ESPN+) se han disparado un 272%, a 3.797 millones, y han crecido en suscriptores (Disney+ cerró el trimestre con 33,5 millones de abonados, aunque el último dato de la multinacional supera los 50 millones), pero aún no ha logrado rentabilidad: sus pérdidas operativas han sido de 752 millones. Los ingresos de la división de medios han ascendido a 6.760 millones (+28%) ; y los de estudios cinematográficos, a 2.315 millones (+18%). Mientras la facturación del área de Parques, Experiencias y Productos ha bajado un 10%, a 5.093 millones, debido a los cierres por el Covid-19.
La división que incluye las plataformas de streaming (Disney+, Hulu y ESPN+) dispara ingresos (+272%) y crece en suscriptores, pero aún no logra rentabilidad: pérdidas operativas de 752 millones
En Disney los contenidos no son tan inocentes como deberían, sino que reflejan, cada vez más, el adoctrinamiento del pensamiento políticamente correcto, o sea, el del Nuevo Orden Mundial (NOM). Es decir, se apuesta por ideología de género (feminismo y homosexualismo) y por ateísmo (mucho panteísmo y nada de Cristo). A pesar del fracaso de Onward, tiene prevista una serie sobre Le Fou y Gastón, personajes de La Bella y la Bestia, en la plataforma de streaming Disney+ y en 2021 se estrenará la película Jungle Cruise, la primera con protagonista gay, a quien dará vida el actor Jack Whitehall y que en la vida real es… ¡heterosexual! Y claro, eso no gustó a los progres, sobre todo al lobby LGTBI.
A esto se suma mucho feminismo: la última muestra es que Marvel prepara una serie sobre Ironheart, la heroína que reemplaza a Iron Man en los cómics, para la plataforma Disney+. Y además, para presumir de igualdad por partida doble: va a tener a su primer príncipe negro en la película de acción real Secret Society of Second Born Royals, como recogió La Razón.