Hace dos años, en la madrugada del 6 al 7 de junio de 2017, con nocturnidad, la JUR, organismo de la galaxia bancaria europea, dependiente, como todos los demás, del BCE y presidida por Elke König, decidía intervenir el Banco Popular y regalárselo al Santander por 1 euro cuando en Bolsa valía 1.300 millones de euros y su valoración patrimonial se aproximaba, según hemos sabido luego, a los 10.000 millones de euros.
Lo perdieron todo los accionistas, y los trabajadores se vieron sometidos a las consiguientes reducciones de personal.
A partir de ahí, se abren dos causas judiciales troncales. La penal, en España, contra los administradores del 'Popu', en especial contra sus dos últimos presidentes, Ángel Ron y Emilio Saracho, y la de las reclamaciones de los accionistas y bonistas ante el Tribunal Europeo de Luxemburgo.
Pues bien, dos años después, el Tribunal de la unión Europea sigue con los papeles guardados en un cajón. Y eso que dijo que, ante tantas reclamaciones, iba a reducirlas a un puñado y luego ampliaría sus conclusiones al resto.
Pero, al parecer, no tienen prisa. Es clara la actitud de Europa de dejar dormir el asunto hasta que la gente se olvide de él o los reclamantes se hayan muerto: dos años y seguimos sin diligencias.
El Popular era solvente y los que tenían que proporcionarle liquidez se la negaron… y lo vendieron por un euro
En paralelo, en Madrid, la Audiencia Nacional juzga el proceso contra los directivos del Popular. Se pretendía dar una lección en la persona de Ángel Ron, algo en lo que está muy interesada Europa, por aquello de justificar la merienda de negros europea, que sólo pretendía ensañarse con un banco de un país medio, España, siempre en guerra civil (el Gobierno Rajoy y su ministro de Economía, Luis de Guindos, no sólo no se opuso a la degollina, sino que colaboró con ella, por omisión). Cerrando el Popular sin razones para ello, la JUR y el BCE demostraban su poder y lanzaban un aviso para navegantes.
En cualquier caso, el Informe de los peritos del Banco de España aseguraba que el Popular era solvente y que la crisis de liquidez la provocó Emilio Saracho… y la autoridad. Sí, porque Saracho llegó al Popular no para gestionarlo, sino para venderlo. Y, sobre todo, porque en el siglo XXI ningún banco cierra por iliquidez si la autoridad le presta esa liquidez. La autoridad no se la prestó… porque necesitaba intervenir el Popular, que perdieran los accionistas y que otro banco se lo quedara para que no tuviera que reflotarlo el sector público. O sea, ellos.
La justicia europea todavía no ha hecho ninguna diligencia. Se trata de dormir el asunto hasta que la tropelía se olvide
Ahora bien, las formas de Elke König fueron tan injustas, tan burdas, que Europa ha conseguido el efecto contrario al que se proponía: la merienda de negros que fue la intervención del Banco Popular ha paralizado la unión bancaria europea, dado que falla su mecanismo principal: el sistema de liquidación.
Y es que el 'Popu', como asegura el informe de los peritos del Banco de España, era solvente y, además, no engañó en la valoración de activos, la base de las querellas múltiples interpuestas en los tribunales españoles. No, el Popular valía lo que se dijo que valía… pero si la autoridad te expropia, a ver quién es el guapo que presume de solvencia.
En cualquier caso, cuando oigan a alguien, persona física o jurídica, políticos o jueces, presumir de sistema ‘garantista’, salgan corriendo. No garantiza nada, sino la insoportable lentitud de unos tribunales que vuelven injustas hasta las sentencias justas.