El presidente del BCE, Mario Draghi, se ha reunido este lunes con Pedro Sánchez y la ministra de Economía, Nadia Calviño, y les ha recordado la necesidad de recortar la deuda pública antes de que sea demasiado tarde.
El problema de la deuda pública pasa a ser un problemón en un escenario económico adverso como el de una crisis o, peor, una nueva recesión. Es la misma razón por la que Bruselas ha urgido a todos los países a reducir el peso de la deuda sobre el PIB del 81% al 72%, lejos del 60% marcado en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Es, en fin, una de las cuestiones bajo lupa del BCE y que inciden en su política monetaria. De igual modo que unas nuevas elecciones en el horizonte, parte de una coyuntura estrictamente política.
Además de la evolución económica de la zona euro, Draghi y Sánchez han hablado también de la culminación de la unión bancaria y de la propia renovación de la cúpula del BCE, según el comunicado de Moncloa. Este año termina su mandato al frente del Banco Central y otros dos consejeros.
Otros temas presentes: la culminación de la unión bancaria y de la propia renovación de la cúpula del BCE
La deuda pública en España cerrará 2018, a la espera de datos definitivos, en el 97%, según la previsión del Gobierno, y despidió 2017 en el 98,1%. El endeudamiento se disparó en la etapa Rajoy, sobre todo, cuando llegó al poder el peso era del 63% del PIB y llegó a superar el 100%.
A esa preocupación se une también la Comisión Europea, que advierte de ese problema en su último Informe sobre Sostenibilidad Fiscal, y señala, más en concreto, el riesgo que corren por ello siete países, entre ellos España. Son, además, Italia, Bélgica o Portugal, en los que la deuda supera el 100% del PIB, y Francia, Hungría y Gran Bretaña.
Los siete necesitan como terapia cambios en la política fiscal, pero sobre todo España, por la tensión creciente en el frente de las pensiones y el invierno demográfico que sufre por la caída de la natalidad.
España ambios en la política fiscal por la tensión creciente en el frente de las pensiones y el invierno demográfico que sufre
En paralelo, los tipos de interés en Europa siguen en mínimos, frente a EEUU (entre el 2,25 y 2,50%), mientras el único gesto de Draghi en política monetaria se ha reducido, de momento, a poner fin en diciembre al programa de compra de activos (el QE europeo), para echar un capote a la banca, al dejar fuera la deuda corporativa.
Draghi confirmó el parón a esas compras durante su comparecencia en la Eurocámara. El BCE no comprará nueva deuda pública, pero retiene la cartera ya adquirida de bonos soberanos. Se comprometió a reinvertir los bonos que venzan durante un “periodo prolongado después de que empiecen a subir los tipos de interés”.