- La ingeniería asturiana ITK, proveedor, pide que entre en concurso, pero dentro, el debate es el preconcurso.
- ITK quiere recuperar el dinero antes de que agrave más insolvencia de Duro, que baraja un paso como el que dio Abengoa.
- BBVA sigue haciéndose el remolón para firmar los avales, de los que depende que la empresa aguante el tirón.
- Ángel del Valle no manda, pero sigue dando guerra en el Consejo por el 24,4% de la familia Arrojo.
- El principal problema sigue en las ofertas de compra, la esperanza desesperada de los bancos.
A un problema sigue otro en la ingeniería asturiana
Duro Felguera, inmensa como está en un proceso de reestructuración para renegociar su abultada deuda, al tiempo que vive en un
sinvir por sus problemas de
liquidez, lo cual compromete su propia viabilidad.
Pero eso es un problema de fondo y otro, de aterrizaje forzoso, es que uno de sus acreedores, otra ingeniería y también asturiana,
ITK, proveedora de Duro, quiera forzar los ritmos del proceso. ITK ha presentado la solicitud de concurso necesario de acreedores en el juzgado mercantil de Gijón para reclamar por los impagos.
No obstante, la notificación no ha llegado aún a Duro Felguera, como explica en un
hecho relevante a la la CNMV, en el que también señala que no mantiene deudas con ITK. Añade que una de sus filiales,
DF Operaciones y Montajes, rechazó en junio de 2016, mediante buro-fax, una factura de 46.857 euros, porque ITK había incurrido en penalizaciones contractuales que superaban ese importe.
Con la opción del concurso de acreedores amenazaba también su expresidente
Ángel del Valle (
en la imagen, a la derecha) pero los bancos, que forzaron el
relevo hacia
Acacio Rodríguez (
a la izquierda, en la imagen), se opusieron.
La razón no es otra que
el valor de lo rescatable es mínimo, teniendo en cuenta el propio
modelo de negocio de Duro, que depende de su cartera de contratos llave en mano, y hasta eso no está claro. Por eso prefiere encontrar un comprador, aunque el tiempo juega en contra: cuanto más tarde menos valdrá. La realidad es cruda, sin embargo: sólo tiene sólo dos ofertas de compra y muy frágiles.
Las razones de ITK van por otro lado. Su petición de forzar el concurso, cuya última palabra corresponde al juez, se debe a la propia situación de insolvencia de Duro Felguera. Dicho de otro modo: teme que encalle,
lo que añadía más riesgos al cobro de lo que le debe y no ha pagado.
El debate es interno también, en el propio Consejo de Administración de Duro Felguera, aunque de otra naturaleza. A pesar del relevo en la cúpula, la situación se agrava. Lo único que ha podido hacer
Acacio Rodríguez, de momento, es recortar costes de estructura (como el cierre de la oficina en Houston).
Ángel del Valle ya no manda, aunque le costó lo suyo dimitir, pero sigue como consejero no ejecutivo en representación del 24,4% que tiene la
familia Arrojo en el capital, a través de
Inversiones Somió.
Y desde ese cargo sigue presionando en su tesis (también en la última reunión, ayer jueves, del Consejo) de instar el
preconcurso de acreedores, el mismo que dio
Abengoa pasa salir de su crisis. Pero no se ha salido con la suya.
La
Ley Concursal de Guindos
concede recorridos antes de la quiebra, pero necesita el apoyo de los acreedores, y los acreedores, en este caso los bancarios, tienen otros planes. Ahora bien,
BBVA no se ha sumado aún a la propuesta que permitiría liberar avales por 20 millones de euros.
El banco que preside Francisco Gonzalez firmó, en enero, la
prórroga de tres meses para renegociar la deuda, lo que no deja de ser un parche más en la crítica situación de la ingeniería, pero no ha dado el visto bueno a la liberación de los avales, necesarios para que
Duro Felguera aguante el tirón. Tiene de plazo hasta el lunes para sumarse.
De lo contrario, el resto de los bancos tendrá que optar por suplirle, como ocurrió tras la fuga del
Santander en la fase preconcurso de
Isolux. Es justo lo que no quiere el núcleo duro bancario, que completan
Sabadell,
Bankia y
CaixaBank.
Rafael Esparza