Débiles resultados en el semestre de la energética germana E.On en todos sus registros, aunque se consuela, a su pesar, manteniendo sus objetivos para el año, con un beneficio de entre 1.300 y 1.500 millones. Así lo ha interpretado también la bolsa, con una caída en la cotización superior al 2,5%.
E.On ganó un 30% menos (2.704 millones) y redujo sus ingresos un 13% (17.043 millones). Salva el Ebitda, no obstante, con un avance del 3% (2.799 millones).
E.On se ha repartido el mercado alemán con RWE para especializarse en negocios distintos. RWE, en producción de energía, convencional y renovable, y E.On, dedicada a la comercialización y distribución de energía y redes. Por eso ha vendido a RWE su participación en Uniper (renovables y gas) y la red de gas en Hamburgo, que le ha ayudado a rebaja la deuda en 3.400 millones, hasta 15.900 millones.
Salva el Ebitda, que sube un 3%, y reduce la deuda gracias a la venta de Uniper a RWE
Y por eso también comprará Innogy, el negocio de renovables, redes y distribución de RWE. Ahora tiene un 86%. Otra cosa es la integración, no despejada y que depende del visto bueno de las autoridades antimonopolio.
Los resultados de E.On, que comanda Johannes Teyssen (en la imagen), se explican por el impacto positivo, en 2017, de la devolución del impuesto de energía atómica, con la que ingresó 2.850 millones, y el impacto negativo de la nueva normativa contable NIIF, que ha rebajado un 30% la facturación en el negocio de redes, hasta 6.053 millones. La facturación en renovables crece, sin embargo, un 4% (741 millones) por la contribución del parque eólico Rampion, y el negocio de suministro, un 2% (11.479 millones). Es la cara amable, junto al ahorro de costes.