La carta que hoy publica el diario El Mundo (enhorabuena por la información) tiene ese sabor de las verdades que todos conocen pero pocos se atreven a formular en voz alta. El presidente electo, que no ejerciente, venezolano, Juan Guaidó, ha enviado una carta a Pedro Sánchez donde le dice de todo menos bonito. Sobre todo, el perseguido opositor venezolano pronuncia el concepto clave en política y hasta de la fe: confianza. Vamos, que la perseguida oposición venezolana ya no confía en Sánchez.
Ojo, Guaidó ha esperado mucho tiempo antes de hacer públicas sus sospechas: el socialismo que manda en España es bolivariano y pretende convertir a España en un régimen bolivariano. Eso sí, el sanchismo es bolivarianismo con corbata, pero con la referencia cultural -que es lo determinante- de Podemos, que son los bolivarianos sin corbata, más cutres.
El pepero Núñez Feijóo se ha convertido en una pieza clave de la estrategia de Moncloa
Así, Zapatero seguirá apoyando al régimen bolivariano de Nicolás Maduro y actuando como un activista anti-norteamericano mientras, en España, Sánchez evoca la Constitución y suspira por el mantenimiento de una democracia para todos y todas.
Con la carta de Guaidó lo único que se puede hacer es silenciarla lo más posible. Nosotros a lo nuestro. Por ejemplo, a la ecuación ideal de Iván Redondo. Recuerden, Iván es el cerebro, el único cerebro, que existe en Moncloa. Marca lA agenda a seguir, que Sánchez hace suya más que nada porque no se le ocurre otra. Hoja de ruta que podemos resumir en la siguiente fórmula: gobernar con Iglesias, pactar con Casado, mimar a Ciudadanos. O sea, mas progresismo, más caos.
España precisa reducir el número de políticos, de instituciones, de funcionarios y de subvencionados
Pactar con Casado porque así lo exige Europa. Pero gobernar con Pablo Iglesias, así como con los indepes vascos y catalanes (importantísima la colaboración de la disolvente derecha separatista vasca del PNV, precisamente por ser derecha) y mimar a Ciudadanos, el cadáver insepulto, para quitarle votos e influencia al PP y para la Batalla de Madrid, para la esperada traición a Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid.
¡Ah!, el pepero Núñez Feijóo se ha convertido en una pieza clave de esa estrategia de Moncloa. Es la termita del PP. Debe gran por mayoría absoluta en Galicia para continuar erosionando el liderazgo de Pablo Casado. Por ejemplo, con sus críticas a Cayetana Álvarez de Toledo, que no es mi personaje favorito pero que es una política de derechas sin complejos, una especie en peligro de extinción en Génova.
Lo que Europa le dice a Sánchez y nadie se atreve a decir en España: hay que retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años… y a toda velocidad
Y luego está la realidad, que va más allá de la estrategia. Por ejemplo, lo que Europa le dice a Sánchez y nadie se atreve a decir en España: hay que retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años… y a toda velocidad. Porque el sistema de pensiones se cae, está en lo que los antiguos gestores empresariales llamaban quiebra técnica. Por eso, Sánchez pacta con el PP pero sin permitirle que toque poder. Y si se crecen, lo arregla Tezanos con una encuesta.
Añadan a eso lo más preocupante de las previsiones del FMI sobre España, hechas púbicas ayer Martes. Lo más grave no es la brutal caída del PIB sino aquello en lo que España marca la diferencia con otros países que han sufrido el parón del coronavirus: el déficit público, absolutamente disparado. Es decir, aquello en lo que siempre fracasa la izquierda y aquello que nos conduce a la miseria.
Lo más preocupante de las previsiones FMI sobre España: hay que reducir el número de políticos, el número de funcionarios e instituciones… y el número de subvencionados
Lo que el FMI dice, aunque no cuenta, es que España debe reducir el número de políticos, el número de funcionarios e instituciones… y el número de subvencionados.
En suma, caminamos hacia una mayor -que no menor- carga viral de progresismo. Y no olviden la definición de progresismo, invariable desde el mayo francés del 68 hasta la manipulación progre del junio de 2020 en Estados Unidos, el montaje George Floyd. El progresismo se resume así: “abajo los curas y arriba las faldas”. Es decir, cristofobia -ya no es mero anticlericalismo sino odio a Cristo- y degeneración sexual, que no consiste en prácticas homosexuales animalescas -eso es mera consecuencia- sino en la mayor de las aberraciones antropológicas, la propia de nuestro tiempo cambiar el sexo por género. Recuerden: el sexo es biología, el género ideología: eso es el PSOE, eso es Podemos, eso es Ciudadanos… y eso es el PP, que sigue la técnica de la tortuga: en lugar de afrontar el peligro esconderse en su caparazón. Mientras la concha aguante las dentellas del depredador…