¿Me ha gustado el discurso del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en el Congreso? No, porque su diagnóstico sobre la economía, aunque pronunciado con temor, es mejor que sus terapias. Dos cuestiones concretas:
Al gobernador no le gusta la subida del salario mínimo a los 900 euros mensuales. A mí sí me gusta y es la única buena idea que ha tenido Podemos entrada su historia. Hernández de Cos vuelve a incurrir en la contradicción habitual de la derecha con el SMI: son pocos los que lo cobran pero resulta que subirlo es peligrosísimo y traerá paro. El único paro que revocará será el de los que pasen a la economía sumergida. Pero eso es malo de suyo ¿verdad que sí?
Acabemos de una vez: que suban los salarios bajos es muy buena cosa
Además, comprueben el informe de Cristina Martín en Hispanidad sobre SMI y salario medio comparado: el salario mínimo español sigue siendo inferior al de nuestro entorno y el salario medio, también. Subimos en la clasificación europea de salarios mínimos hasta la octava posición. Ahora, con la subida, si se produce, estaremos mejor situados en SMI que en salario medio (duodécimo lugar).
No, en contra de lo que afirma el gobernador, la subida del salario mínimo es lo único bueno que se le ha ocurrido a la izquierda española durante los últimos 490 años y, de paso, lo único bueno de los Presupuestos. Lo demás, el resto del borrador, es el reparto de la miseria.
Subir las cotizaciones para poder pagar las pensiones es como vender el coche para comprar la gasolina
Y tampoco me ha gustado la propuesta de Hernández de Cos de subir las cuotas sociales. Primero, porque Sánchez, economista de aluvión, ya lo ha hecho o ya pretende hacerlo, y precisamente con el granero de empleo que son los autónomos y las micropymes, verdadera salvación de la economía española. En definitiva, el cuentapropista.
Ocurre que Hernández de Cos está mentalmente agobiado por lo que agobia a cualquier español con sentido común: la demografía. Vivimos en un país de viejos donde el pago de las pensiones es un problema que se presenta insoluble… y cada día que pasa, más.
Tres medidas: cambiar cuotas por IVA, retrasar la edad de jubilación y aumentar –casi crear- el salario maternal
Ahora bien, subir las cotizaciones para pagar las pensiones es algo así como vender el coche para pagar la gasolina. Para afrontar el sistema de las pensiones solo hay tres formas:
- Cambiar cuotas por IVA. No aumentar sino reducir los impuestos laborales.
- Retrasar la edad de jubilación.
- Incrementar, y mucho, mucho más que el salario mínimo, el salario maternal, que hoy en España supone la ridiculez de 100 euros al mes durante los tres primeros años de la vida del niño. Necesitamos hijos y no se pueden tener hijos con estos salarios y sin ayudas a la maternidad.
Me gusta mas el Gobernador cuando hablaba del sentido últio de la crisis, mundial y española, y cuando se sitúa en esa, todavía incómoda actitud de quien tiene que hacer de Pepito Grillo para recordar que hemos salido de la crisis de 2007 de aquella manera y de que eso de que el sector público le deba un montón de dinero al privado no presagia nada nuevo.
Es más, lo que estamos haciendo en el siglo XX es vivir el relato de Hilaire Belloc, el hombre que se hizo famoso por un ensayo “El Estado servil”. Sencillamente la propiedad privada, la de verdad, la propiedad privada pequeña, aquella en la que el propietario controla todos los eslabones de la cadena, una pequeña propiedad, una familiar, que hace libre al particular y a su familia.
O propietario o proletario. La disyuntiva se planteó hacer tiempo pero es ahora cuando cobra el carácter de un órdago: cada uno debe elegir entre eso: o un siervo proletario, del Estado o de la gran propiedad, que es lo mismo, o la de un propietario que se cree su propio salario y recrea su propia libertad.
Y si no, pues ya lo saben: a convertirse en proletario-siervo y a vivir en crisis permanente.