No son malos los resultados de Sacyr durante el primer trimestre del año, pero lo cierto es que la empresa que preside Manuel Manrique ya ha podado todo lo podable además de reducir deuda mediante venta de participaciones. Ahora bien, eso no ha hecho que se los ingresos despunten y por tanto, la recuperación continúa a marcha lenta, con unos ingresos de construcción estancados y viviendo de las concesiones. A todo esto añaden una deuda que sigue siendo respetable, más la batalla con José Moreno Carretero, el hombre que quería, y quiere echar, a Manrique.
Se recupera el dividendo pero a costa del papel
El dividendo se recupera pero a costa de papel, no de metálico, y eso siempre luce menos, bastante menos. Los cambios en el equipo ejecutivo y en el Consejo son defensivos: todos están pensados para bloquear las pretensiones del precitado Moreno Carretero. Ahora bien, Sacyr, como casi todo el sector constructor español, técnicamente muy bueno, languidece por la falta de obra pública, y lo malo es que ha habido que evacuar inmobiliarias y concesionarias, los dos motores, para reducir apalancamiento.
Una gestión defensiva, tanto en equipo directivo como en Consejo, frente a Moreno Carretero. Quien, por el momento, pierde la batalla
En cualquier caso, el futuro de Sacyr se llama… Demetrio Carceller. Mientras, el empresario continúe, todo seguirá igual. Pero si este se cansara... De momento, la petrolera del empresario, Disa, comprará hasta un máximo de 30 millones de acciones de Sacyr (5,5% del capital). En la actualidad, Disa ostenta, directa e indirectamente, el 14,7% de Sacyr. Tras la compra de ese 5,5%, los derechos políticos de Disa (Carceller) en Sacyr ascenderán hasta el 20,2%.
Paralelamente, señalar que la compañía tiene nuevo director general en su filial SacyrFluor y que su Fundación ha cerrado un acuerdo de colaboración con las asociaciones Vihda y Gota a Gota para realizar un proyecto de abastecimiento de agua potable en Kenia.