- La cuota de mercado, ahora del 0,6%, será del 40% en 2050, asegura García Sanz, ejecutivo de Seat y Volkswagen.
- Reconoce que Tesla ha despertado al sector, pero el desarrollo depende de la innovación y las infraestructuras.
- La tecnología de las baterías es clave para limitar los dos inconvenientes: tiempo de recarga y autonomía.
- Europa depende ahora de Corea del Sur, que ha tomado la delantera: la industria de la UE tendrá que ponerse la pilas.
- VW invertirá 30.000 millones hasta 2030 para el coche el eléctrico, que convivirá durante años con los híbridos y de combustión.
"El
coche eléctrico ha llegado para quedarse", ha señalado, este jueves,
Francisco Javier García Sanz (
en la imagen), presidente del Consejo de Administración de
Seat y vicepresidente mundial de Compras de
Volkswagen, pero no será de cualquier modo ni a cualquier precio. Si tarda en implantarse, ha añadido, no es por culpa de las marcas, sino por la necesidad de contar con otros factores,
tecnológicos, de
infraestructuras,
innovación y un largo etcétera.
Eso sí, García Sanz ha reconocido, sin arrugarse, que la empresa americana
Tesla ha sido la que ha despertado al sector -"nos ha subido al tren de otro nivel"-, lo que no quiere decir que vaya a ser el mejor.
La apuesta de Seat y de Volkswagen, ha añadido, son muy firmes y el futuro no está escrito. Por esa razón, las
inversiones del grupo hasta 2030 ascienden a 30.000 millones.
García Sanz ha participado en el
Foro Europa Nueva Economía,
en el que ha asegurado que Seat no quiere irse de Cataluña, pero exige estabilidad, como hemos informado, para dibujar el futuro de la marca,
asociada al vehículo eléctrico, que ahora tiene apenas un 0,6% de cuota de mercado. Ahora bien, en 2050, ese peso será del 40%, ha señalado.
Con realismo, García Sanz ha explicado que estamos inmersos en la
cuarta revolución industrial, marcada por la
digitalización, lo que condiciona el resto, también en el mundo del motor, a pesar de las resistencias al cambio. "Debemos apostar por la innovación, la cultura digital y la retención del talento", ha señalado en su
intervención.
La clave del retraso del vehículo eléctrico está, a juicio de García Sanz, en la
tecnología de las baterías, de la que dependen los dos principales inconvenientes: el tiempo en la
recarga y la escasa
autonomía. Pero aunque queda mucho, son logros, hoy, "los 400 kilómetros de autonomía y un tiempo de carga de media hora".
Los pasos que se den en el futuro dependerán de muchos factores. Ha citado en concreto, las necesarias inversiones en
I D, en
formación, el desarrollo de infraestructuras,
cambios normativos, mayor colaboración entre la Administración y los fabricantes, y no ha olvidado, la apuesta de Seat con el modelo
híbrido de gas natural comprimido (GNC) y gasolina.
No obstante, las baterías tienen un protagonismo indiscutible. Ha asegurado, en ese sentido, que Europa "ha perdido ese tren", liderado por
Corea del Sur, pero
la industria auxiliar tendrá que ponerse las pilas, nunca mejor dicho.
García Sanz ha insistido también en que la "
transición energética", que debe tener en cuenta tanto la meta loable de que los vehículos sean "más
limpios,
seguros y confortables", como la rentabilidad y también el factor humano:
es una industria de la que dependen miles de empleos. El impacto sería muy negativo.
Dicho de otro modo, el vehículo eléctrico convivirá mucho tiempo con los de propulsión, lo que debe conciliarse con los avances tecnológicos, la robotización o la eficiencia.
Rafael Esparza