• La intención última de Ricky Rossello es que EEUU asuma parte de la enorme deuda de la isla: 70.000 millones de dólares.
  • Con el 86% de los votos escrutados, la anexión gana holgadamente con el 97,2%, aunque con una participación que no llega ni aun tercio.
  • El Departamento de Justicia de la Casa Blanca no aprobó el texto del referéndum y, por tanto, no avala sus resultados de manera oficial.
El "plebiscito para la descolonización inmediata de Puerto Rico", según su nombre legal, tuvo lugar este domingo en la isla caribeña. La iniciativa del Partido Nuevo Progresista (PNP), del gobernador Ricky Rossello (en la imagen), propuso que la isla se convierta en el 51° Estado de Estados Unidos. La idea del mandatario es que esta consulta sobre el status político de la isla -la quinta en su tipo- ayude a resolver la crisis de deuda con la posibilidad de que deje de ser un Estado Libre Asociado norteamericano, recoge Clarín. Con el 86% de los votos escrutados, la anexión ganaba holgadamente con el 97,2 por ciento, según el informe electoral oficial. La participación, sin embargo, era apenas del 22,70%. Estos resultados eran previsibles dado el boicot de los partidos Independentista Puertorriqueño (PIP) y Popular Democrático (PPD), que consideraron la consulta "una farsa", ya que no es vinculante. El gobernador Rossello ganó las elecciones en Puerto Rico sobre la promesa de este plebiscito. "El estatus actual es un vergonzoso e inhibe el crecimiento" de la isla, dijo en una entrevista con Al Jazeera días antes del referéndum. Desde 1898, cuando Puerto Rico pasó de las manos de España a las de EE.UU. según las condiciones del Tratado de París, rigen las mismas condiciones: la isla no tiene voto en el Congreso de Washington y los boricuas no participan de las elecciones presidenciales de EE.UU. a no ser que residan en el continente. Sin embargo, Washington tiene la última palabra sobre el insolvente Estado asociado. Una de las esperanzas de Rossello al alentar la integración de Puerto Rico como estado con plenos derechos a EE.UU. es que los fondos federales ayuden a la isla, absorbiendo una parte de sus 70.000 millones de dólares en deudas. La economía de San Juan se derrumbó en 2006 cuando Washington le prohibió conceder ventajas fiscales a empresas inversoras, principalmente estadounidenses. La huida de capitales impulsó la economía boricua a la quiebra. Aunque este referéndum no es vinculante, destaca pese a ello la voluntad de los isleños sin comprometer a Washington directamente. El Departamento de Justicia de la Casa Blanca no aprobó el texto del referéndum y, por ende, no avala sus resultados de manera oficial, una de las causas principales por el llamado al boicot por la oposición. El ex gobernador de Puerto Rico, Anibal Acevedo Vila, teme que "una débil tasa de participación en el referendum le quite credibilidad ante el Congreso de Estados Unidos, que finalmente será quien se pronunciará sobre la anexión de la isla". El impacto de este plebiscito está cuestionado por varios miembros de la comunidad puertorriqueña, entre ellos, el diputado demócrata para Chicago, Luis Gutiérrez, de origen boricua. Subraya la falta de interés de sus colegas del Capitolio sobre la cuestión puertorriqueña. En declaraciones al diario británico The Guardian, el político destacó con sorna: "No veo el núcleo trumpista diciendo: 'Hagamos del Estado hispanoparlante de Puerto Rico el 51° estado de Estados Unidos'". José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com