Decíamos ayer que Naciones Unidas, el brazo tonto-útil del Nuevo Orden Mundial (NOM), prepara un tratado vinculante verdaderamente venenoso: sería como la culminación del proceso de cristofobia dentro del Nuevo Orden Mundial (NOM). Puede resumirse así: se trata de ilegalizar a la Iglesia y de amordazarla. Por las mismas, se trata de criminalizar a la civilización cristiana: convertir el catolicismo en delito y a los cristianos en delincuentes.
¿Exageración? En absoluto. Además, se trata de un proceso lógico dentro de la arquitectura de los nuevos derechos humanos, los llamados derechos sociales o de segunda generación.
Si te opones al aborto, estás promoviendo el “embarazo forzado”. Si te opones a la “orientación sexual”, estás cometiendo un crimen contra la humanidad
Por ejemplo, si te opones al aborto, estás promoviendo el “embarazo forzado”. Ergo, estás ‘odiando’ a la mujer y probablemente provocando muertes -o lo que es peor, profundas depresiones- en algún lugar. No ya por prohibir el aborto, ojo, sino por proponer la prohibición en defensa de la vida.
Más ejemplos: si te opones a la “orientación sexual”, estás cometiendo un crimen contra la humanidad.
Todo según la nueva arquitectura de derechos humanos: delitos de odio, etc.
Todo según la nueva arquitectura de derechos humanos: delitos de odio, en los que también España fue pionera (artículo 510 del Código Penal desde Zapatero), etc.
En cualquier caso, se trata de ilegalizar y, antes que nada, amordazar a la Iglesia, bajo el antropológico principio de que si no se oye su voz, nadie se convertirá.
Tras prohibir la doctrina, el NOM irá a por el sacramento: la prohibición de la Eucaristía
Pero ojo, el camino del NOM no acaba ahí.
Tras prohibir la doctrina, el NOM irá a por la prohibición del sacramento. Del sacramento por antonomasia: la Eucaristía.
En contra de lo que suele creerse, la Iglesia no es un conjunto de doctrinas y normas: la Iglesia “vive de Eucaristía”. Si quieres destruir a la Iglesia, prohíbe el santo sacramento. Destruirla no es posible pero, desde luego, es el golpe más duro que puede recibir el Cuerpo Místico: sería volver a las catacumbas… y en todo el planeta.