Las feministas, crecidas ellas, nos han convencido de un montón de mentiras. Lo cual no deja de tener mucho mérito, oiga usted.
Una de las mentiras es que la solución a la radical falta de natalidad y al envejecimiento de la población consiste, no en que la mujer se dedique a educar a sus hijos hasta que crezcan y luego se incorpore al mundo laboral (eso es pecado mortal), sino que ambos sexos ‘concilien’. Es decir, que el varón ayude más en el hogar. Y es evidente que muchos varones tienen que ayudar más en casa.
La relación del bebé con su madre durante la gestación no tiene parangón con ninguna otra experiencia humana
Ahora bien, en esa línea, uno de los tópicos consiste en repetir que el hombre y la mujer –dejando a un lado la gestación y alumbramiento– pueden hacer lo mismo por el niño. Pues miren ustedes, no es verdad. La relación que nueve meses de gestación se establece entre la mujer y su hijo es irrepetible y no tiene parangón. Y de la lactancia y los primeros cuidados, puede decirse lo mismo. El bebé identifica a la madre desde su nacimiento; al padre tiene que conocerle.
Ningún varón tiene la misma relación durante los primeros años de vida de la criatura que la mujer.
El recién nacido reconoce a su madre, a su padre tiene que conocerlo
La mujer siempre educa mejor que el varón, insisto, durante esos primeros años. Al bebé le vienen muy bien la maternidad y la paternidad, ambas, pero necesita más a la madre, a la mujer, fisiológicamente y psicológicamente.
No hay una unión tan fuerte y tan intensa como la que se da entre hijo y madre durante el embarazo. Y, además, la mujer educa mejor durante los primeros años de vida; luego, depende de cada cual.
Por tanto, igualar el permiso maternal con el paternal no es la solución
Por eso, manifestar como algo muy feminista, muy de igualdad, homologar los permisos de paternidad y maternidad, me parece una postura muy machista. El varón con permiso paterno, similar al de la mujer, nunca educará al niño, durante sus primeros balbuceos, con la capacidad de la madre. Es un papel que la mujer tiene en exclusiva y en primacía. Total, que se trata de una medida machista.
Y en la enseñanza infantil, al menos hasta los seis años, ¿ocurre lo mismo? Exactamente lo mismo. La mujer educa mejor, a niños y a niñas. Otro tópico feminista para tirar. Pero eso ocurre con muchos, ¿verdad?