- Su mentora es la vicepresidenta Soraya y a ella se parece: blandito en cuestiones morales y duro centralista en el asunto catalán.
- Es un progre: habla mucho de violencia de género pero sólo con la mujer como víctima.
- Y se plantea que, respecto al derecho de familia, se aborden cuestiones como la maternidad subrogada (vientres de alquiler).
- Defiende su actuación en el 'caso Blanquerna', que refleja cómo también castiga a la extrema derecha... quizás de forma exagerada.
- En cuanto al proceso independentista, apuesta por la Brigada Aranzadi: legalidad constitucional y rememora Roosevelt: nadie está por encima ni por debajo de la ley.
- Y le obsesiona el círculo cerrado de la independencia de la Fiscalía.
- Por ejemplo. Habla de la necesidad de una independencia financiera de la Fiscalía, eso sí, no entra en la independencia de los nombramientos. Por ejemplo, del suyo: dedo por el Gobierno.
Hace más de una semana, el Gobierno propuso al magistrado
Julián Sánchez Melgar (
en la imagen) como
nuevo fiscal general del Estado, y después de que el Consejo General del Poder Judicial (
CGPJ) aprobara su idoneidad, este martes le ha tocado pasar el trámite ante la
comisión de Justicia en el Congreso. Una cita donde, Sánchez Melgar se ha mostrado como un derechista... acomplejado ante la izquierda. Un jacobino centralista deseoso de justificarse ante la izquierda.
Su mentora es la vicepresidenta del Gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría. Por ello, todo apunta a que será
blandito en cuestiones morales y un duro
centralista en el asunto catalán.
Lo de blando se ve muy bien en sus pretensiones de aparentar progresismo: habla mucho de impulsar las fiscalías especializadas, entre ellas, la de
violencia de género. Y ¡cómo no! sólo se refiere a aquella que tiene a la
mujer como víctima. Además, propone que se vaya más allá de la violencia ejercida por la pareja o expareja e incluya "cualquier forma de violencia contra la mujer" (explotación sexual, etc.).
Y el magistrado también se plantea que, respecto al derecho de familia, se tengan que abordar cuestiones como la
maternidad subrogada o los regímenes de custodia compartida. Al mismo tiempo, menciona los derechos de los ancianos, la atención a los menores,
la protección de los discapacitados, los inmigrantes, los deudores hipotecarios sin recursos o la defensa de los consumidores como materias a las que debe prestar atención la Fiscalía. Y es que
Sánchez Melgar está convencido de que el fiscal no es sólo "un
perseguidor de delitos, sino también un
protector de los ciudadanos".
Ante las peticiones de
Compromís ("sea celoso con el terrorismo de extrema derecha") y las críticas de
PDeCAT (judicialización de la realidad de Cataluña, agresiones fascistas y catalanofobia) y
ERC ("se persiguen ideologías como en la Alemania nazi"), el nuevo fiscal general del Estado ha defendido su actuación en el
'caso Blanquerna', que refleja cómo también castiga a la
extrema derecha. Un tema, por cierto, donde todos los expertos han señalado que hubo exageración en las sentencias.
En cuanto al
proceso independentista, Sánchez Melgar ha apostado por la
legalidad constitucional y ha recordado las palabras de
Roosevelt ("ningún hombre está por encima ni por debajo de la ley". Asimismo, ha añadido que actuará "de forma serena y proporcionada contra actos de desobediencia o desprecio a la
Constitución".
Desde Unidos Podemos, les gusta el posicionamiento de Sánchez Melgar respecto a no aplicar la
'Doctrina Botín' en el caso del borrado de los ordenadores de Bárcenas. Y le avisan: "Esperamos que siga acorde con ella y no sea un cortafuegos del PP". Además, el nuevo fiscal general del Estado fue uno de los redactores de la
'Doctrina Parot', aunque le duele que no se reconozca su trabajo en otros casos, como: el Yak-42 o el
Madrid Arena.
Por cierto, le obsesiona el tema de la
imparcialidad y la
independencia de la fiscalía, incluso ha recalcado la necesidad de que la Fiscalía tenga independencia financiera y se desconecte del Ministerio de Justicia. Algo que resulta curioso, pues en EEUU, el fiscal general es el propio ministro de Justicia. Eso sí, no ha entrado en los
nombramientos y en el procedimiento, "una historia anclada en el constitucionalismo". Y tan independiente quiere ser que ha añadido: "recibiré consejos de todos y no tomaré nunca decisiones en solitario". Sí, pero él ha sido nombrado por el Gobierno.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com