Con alguna discrepancia puntual y una gran discrepancia de fondo, suscribo todo lo que dice, sobre todo su hilo argumental, este periodista, entrevistado para el canal de TV por internet “Alto y Claro”.
Habla sobre el Nuevo Orden mundial (NOM) y defiende la tesis de que la pandemia ha sido un invento o un descubrimiento (igual me da: poner algo en marcha que aprovechar lo ya puesto en marcha) para una gobernanza mundial, uno de los grandes objetivos NOM.
Y ofrece datos muy interesantes. ¿Dónde discrepo? Pues en que habla del NOM como una construcción humana, cuando no hay ser humano ni institución (ni Bill Gates, George Soros y David Rockefeller resucitado, aliados con Xi Jinping) que pudiera construir una tela de araña tan global y tan compacta. Nadie puede coordinar tantos hechos, tantos conceptos, tantas voluntades, a veces homicidas y siempre inhumanas.
El triunfador del siglo XXI no es aquel que conspira sino aquel que sabe interpretar lo políticamente correcto y corre a ponerse al frente de la manifestación. El líder de hoy no es un creador, es un aprovechado
Cuando hablamos del NOM hablamos de tres cosas:
1.Del NOM social: lo políticamente correcto. No lo desprecien. Es el más peligroso porque es el que hace que un mayor número de gente se malpierda. Hasta aquí estamos hablando de consenso, no de conspiración y los consensos son peores que las conspiraciones. Además, la sociedad de la información no entiende de conspiraciones pero sí de consensos… ¡y pobre del que se atreva a salirse de él! El triunfador del siglo XXI no es aquel que conspira sino aquel que sabe interpretar lo políticamente correcto y corre a ponerse al frente de la manifestación. El líder de hoy no es un creador, es un aprovechado.
2.También hablamos del NOM entendido como una camarilla de plutócratas deseosos de una gobernanza tiránica, de alcance global. Aquí hay mitad consenso, mitad conspiración. Hablo de la nueva masonería, creadora de nuevos paradigmas generalmente tenebrosos, vamos que meten mucho miedo: la sobrepoblación, el cambio climático, el océano de liquidez, el derecho al aborto, la ideología de género, en breve, la legalización de la eutanasia y, aquí sí, ya se percibe una inclinación anticlerical inequívoca.
Emerge el nombre de George soros, que tiene todos los elementos propios pero recuerden que el poderoso Soros, con toda su mala leche, no fue sino el monaguillo de los Rockefeller, en esta historia, mitad consenso mitad conspiración.
Y si quieren ilustrar todo esto, piensen en la ceremonia luciferina del funeral civil por las víctimas del coronavirus.
3.Cuando hablamos del NOM hablamos, por último, del Maligno. Sí aquí ya entramos en la conspiración, pero no se trata de conspiración política, como pretenden muchos, sino mucho más seria, más peligrosa: es conspiración espiritual. Solo Satán, Luzbel, sólo los espíritus malignos, fuera del tiempo y del espacio, pueden controlar o coordinar todos los elementos antedichos que componen o coinciden en ese Nuevo Orden Mundial.
No piensen en conspiraciones políticas, piensen en conspiraciones espirituales, que resultan mucho más peligrosas que las del coronavirus
Y nuestro periodista, de mente clara, sin duda, quizás no ha dado ese paso: no hablar de Satán. Porque lo cierto es que el mundo se está satanizando y a veces, la sensación es la de que vivimos entre demonios. Y Satán no busca dominar al mundo sino dominar al hombre y ser adorado por él. En esto consiste la blasfemia contra el Espíritu Santo: en llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno. O sea, en adorar a Satán. La historia misma de los luciferinos, primera rama satánica de la masonería.
Para entendernos, el enemigo del NOM no es ni el capitalismo ni el comunismo, ni tan siquiera es el ateísmo, porque los diablos no son ateos. El enemigo del NOM es el Cuerpo Místico de Cristo, que no se ocupa ni en política ni en economía ni tan siquiera en cultura. Algunos sospechan que por qué es el padre de la mentira, es decir, de la cultura, la política y la economía
Y en eso discrepo de nuestro entrevistado. Pero le aplaudo. Él, al menos, no tiene miedo de que le llamen conspiranoide y eso le permite pensar con libertad para analizar, por ejemplo, el coronavirus.
El mundo se está satanizando, con la blasfemia contra el Espíritu Santo
Por cierto, ¿el panorama es tenebrosos? ¡Qué va, hombre, qué va! El tal Satán, frente a Dios, no tiene media torta.